Por Jack Tarrant
SAMARA, Rusia (Reuters) - En Brasil 2014 fue enviado a casa por haber mordido a un rival y cuatro años antes, su mano deliberada le negó a Ghana la posibilidad de participar en las semifinales en Sudáfrica. Pero la nueva versión de Luis Suárez muestra a un hombre más sabio que ha ayudado a su equipo a lograr un gran inicio de torneo.
Un tiro libre rasante del delantero del Barcelona ayudó a Uruguay a vencer a la anfitriona Rusia 3-0 el lunes y dejar a la "celeste" en el primer puesto del Grupo A luego de tres victorias consecutivas.
Fue el segundo gol de Suárez en Rusia y el séptimo en un Mundial, lo que lo deja solo un tanto detrás del máximo goleador de todos los tiempos de Uruguay en las Copas, Óscar Miguez.
"Estoy feliz (...) las estadísticas están para romperlas", dijo Suárez, quien fue nombrado el hombre del partido, y agregó que era la primera vez que Uruguay ganaba tres encuentros seguidos en una Copa del Mundo.
"Es lo que queríamos, ir de menos a más. Debido a los resultados anteriores lo que queríamos era dar una buena imagen, volver a jugar como lo hacíamos antes", agregó el jugador de 31 años.
Su gol del martes, al igual que el de Edinson Cavani que redondeó el 3-0, fue celebrado por el entrenador Óscar Tabárez.
"Es importante que los goleadores concreten goles, cuando se sienten en su salsa, realizados. No por una cuestión de egoísmo, sino porque los goleadores aportan mucho a los equipos (...) Al mejorar el juego sabemos que jugadores con esas capacidades en la definición, puedan aportar", sostuvo el "Maestro".
Las cosas fueron diferentes hace cuatro años cuando Suárez, conocido por su mal genio, fue expulsado por morder inexplicablemente el hombro del defensor italiano Giorgio Chiellini durante un partido de la fase de grupos.
Era la tercera vez que mordía a un oponente en un partido durante su tempestuosa carrera, lo que resultó en una sanción de nueve partidos con la selección de Uruguay y una prohibición de cuatro meses en el fútbol.
El incidente le sumó notoriedad a la que ya había ganado en el 2010, cuando una mano suya le negó a Ghana la oportunidad de ser el primer equipo africano en una semifinal de la Copa del Mundo.
Suárez también enfrentó sanciones por morder, tirarse y por insultos racistas a un rival mientras estuvo en el Liverpool, lo que eclipsó el notable récord de goles que marcó mientras atormentaba a los defensores de la Liga Premier con remates inatajables y carreras imposibles de frenar.
Desde que se mudó de Anfield hace cuatro años, marcó más de 150 goles para el Barcelona y ha logrado mantenerse al margen de grandes controversias.
En Rusia, Suárez también mantuvo una calma encomiable después de las críticas por las oportunidades que perdió en el primer partido de Uruguay, y ha crecido inquietantemente en el torneo.
Eso sí, su lado combativo no ha desaparecido.
Cuando un periodista le preguntó por qué no lucía más feliz después del encuentro del lunes, hizo una pausa antes de responder fulminante: "Qué desperdicio de tiempo. Próxima pregunta, por favor".
(Reporte adicional de Andrew Cawthorne in Nizhni Nóvgorod; Editado en español por Daniela Desantis)