Por Richard Martin
BARCELONA (Reuters) - El delantero del Barcelona Luis Suárez defendió su agresivo estilo de juego y dijo en una entrevista publicada el jueves que intenta que sus rivales sean expulsados si ya llevan una tarjeta amarilla.
En una entrevista con La Vanguardia, Suárez respondió que sí se consideraba un jugador difícil para las aficiones rivales, pero matizó que "cualquier afición querría tener un jugador así".
"Si le preguntas a un rival con el que me peleo constantemente si querría tener un tipo como yo de compañero, cerraría los ojos y diría que sí", añadió Suárez.
La actitud del uruguayo está bajo la lupa antes del partido de vuelta de semifinales de la Copa del Rey del Barça contra el Valencia el jueves.
El entrenador del equipo contrario, Marcelino García Toral, avisó a sus jugadores de que no se dejasen provocar por Suárez, pero el exdelantero del Liverpool, que califica las rivalidades en el campo como "la esencia del juego", se muestra impenitente.
"Aquí el mínimo detalle hay que aprovecharlo", dijo Suárez. "Yo puedo discutir con un central y tendré más opciones de poder expulsarlo sabiendo que tiene una amarilla… Y el central, contigo, pues igual".
"No es que sea antiguo", añadió el uruguayo. "Yo soy de la teoría de que si a mí me insulta el rival, me dice que soy malo, me dice de todo o se mete con mi hermana, yo no iré jamás a la prensa a contarlo. Yo lo aguanto todo. Ni me molesta, ni me duele. Forma parte del juego".
Suárez tuvo un difícil comienzo de temporada al luchar para volver a ponerse en forma antes de tiempo tras una lesión de rodilla.
Sin embargo, el futbolista se transformó tras tomarse un descanso de dos semanas en noviembre, marcando 16 goles en sus últimos 17 partidos para así ayudar al Barça a alcanzar la cima de la clasificación de la liga, con nueve puntos por encima de su rival más cercano.
"Me preocupaba mucho, y más que los goles, porque eso son rachas por las que ya he pasado. Me notaba mal la rodilla y temía que me afectara también psicológicamente", dijo Suárez en la entrevista. "Mi actitud no era la misma, la intensidad tampoco".
Pero "después de noviembre me vi espectacular. Pude descansar, recuperarme y psicológicamente cambié el chip", añadió el delantero.