ABU DABI (Reuters) - Un tiro libre lanzado desde la frontal del área por Cristiano Ronaldo fue suficiente para dar al Real Madrid un nuevo Mundial de Clubes de la FIFA, esta vez a expensas del Gremio brasileño.
El gol anotado por el delantero portugués en el minuto 53 dio al equipo "merengue" su segundo Mundial de Clubes consecutivo, el tercero en las cuatro últimas temporadas, poniendo fin a las esperanzas que tenía el Gremio de apuntarse lo que habría sido una gran sorpresa.
El actual campeón europeo, que disfrutó del apoyo del público mayoritariamente neutral presente en el Zayed Sports City Stadium, dominó como se esperaba, con 20 tiros a puerta frente a uno solo de los brasileños, que pese a todo lograron incomodar a su rival español.
En total se trata del sexto título mundial del Real Madrid, que ya había ganado en tres ocasiones la antigua Copa Intercontinental, reconocida ahora por la FIFA.
El conjunto blanco también extendió el dominio europeo con 10 victorias de 13 desde que se inauguró el formato actual en 2005, reflejando la supremacía financiera de la región en el deporte.
En la primera parte, Gremio sobrevivió con la puerta a cero gracias a algunas intervenciones resueltas en el último segundo. Pedro Geromel sacó un disparo de Daniel Carvajal en la línea de gol, con el portero Marcelo Grohe batido, mientras que los tiros de Isco y Luka Modric salieron fuera y Walter Kannemann impidió con una entrada in extremis un lanzamiento de Ronaldo.
La mejor opción de Gremio fue un disparo de 35 metros de Edilson que salió un poco por encima del larguero, la única ocasión de peligro del cuadro sudamericano en todo el partido. Poco después, Ronaldo mandó al fondo de la red un lanzamiento a balón parado desde 25 metros, superando la barrera y ajustando el esférico al palo derecho de Grohe.
Menos de cinco minutos más tarde, el árbitro anuló el segundo al portugués por un ajustado fuera de juego previo. En el tramo final del encuentro, Modric estrelló la pelota contra el poste y Grohe tuvo que emplearse a fondo para repeler los disparos de Ronaldo y Gareth Bale, que entró desde el banquillo.