Natalia Kidd
Buenos Aires, 6 dic (EFE).- Argentina ha cerrado aún más el grifo para sus ciudadanos que viajan al exterior al aumentar sustancialmente la tasa que aplica a la compra de paquetes turísticos y los gastos con tarjetas fuera del país en un intento por cuidar las enflaquecidas arcas del Barco Central.
La resolución fue adoptada el pasado martes y no sorprendió, ya que desde hace semanas analistas y medios locales vaticinaban una medida de este tipo al calor de la constante sangría en las reservas monetarias del país suramericano.
La medida aumenta a un 35 % la tasa que el Fisco retiene a los contribuyentes por la compra de pasajes y paquetes turísticos en el exterior y los gastos que realicen fuera del país con tarjetas de crédito, débito y cheques de viajero.
La tasa, que hasta ahora era del 20 %, fue impuesta por primera vez en septiembre de 2012 como parte de una batería de restricciones a las compras de divisas extranjeras puestas en marcha en octubre de 2011 por el Gobierno de Cristina Fernández para tratar de contener la fuga de capitales.
Pese a la tasa impuesta a los gastos turísticos, éstos no dejaron de crecer.
Ello se dio porque, debido al "cepo" al dólar, por el cual no se permite la compra de la moneda estadounidense para atesoramiento, los argentinos se volcaron en la posibilidad de comprar paquetes y saldar gastos de tarjeta en el exterior con pesos argentinos al tipo de cambio oficial, muy por debajo del precio del dólar en el mercado informal.
Así, cada dólar gastado por los turistas en el exterior se tradujo en un déficit de la cuenta servicios de la cuenta corriente de Argentina, un resultado negativo de la balanza de pagos y pérdida de reservas del Banco Central.
Entre 2002 y 2010 la cuenta servicios de Argentina fue equilibrada, pero el año pasado ya registró un déficit de 3.810 millones de dólares y este año, según cálculos de consultores privados, podría cerrar con un saldo negativo de 5.236 millones de dólares.
En este déficit, el turismo es el ítem con mayor impacto negativo sobre las cuentas.
El turismo pasó de ser una fuente neta de ingresos de divisas para Argentina, por el fuerte aumento de llegadas y gastos de viajantes extranjeros, para ser ahora, una crisis global mediante, un grifo de salida de dólares, con menos visitantes y más argentinos viajando por el mundo.
De acuerdo a un informe de la consulta privada Economía y Regiones, en 2012 el déficit por turismo de Argentina alcanzó los 3.000 millones de dólares, mientras que este año los argentinos habrían demandado dólares para viajar al exterior por 8.700 millones, generando un déficit de 7.028 millones.
Como telón de fondo de esta cortapisa a los gastos de los turistas en el exterior está, en definitiva, el creciente drenaje de reservas del Banco Central, que pasaron en lo que va del año de 43.300 millones de dólares a 30.600 millones y con una sangría desde la imposición de las primeras restricción cambiarias de 17.000 millones de dólares.
Para frenar la caída, además de esta medida que afecta a los turistas, el Gobierno de Fernández ha dado en estas últimas semanas otras señales que atacan de lleno la otra gran causante de la pérdidas de divisas: una factura energética de 15.000 millones de dólares.
Esta semana, el Gobierno presentó un nuevo esquema de incentivos para producir gas natural con mejores precios para las petroleras, medida que apunta a aumentar la producción para reducir gradualmente las onerosas importaciones de combustibles.
También apuesta a que un acuerdo definitivo con Repsol por la nacionalización de YPF destrabe inversiones extranjeras, con la consiguiente llegada de dólares frescos que alivien las cuentas, así como un acuerdo de renegociación de la deuda con el Club de París y mayores créditos cedidos por organismos como el Banco Mundial.EFE