Bruselas, 18 nov (.).- La nueva Comisión Europea de Ursula von der Leyen afronta esta semana una prueba de fuego para confirmar que puede empezar a funcionar el 1 de diciembre con los seis vicepresidentes designados por la alemana, incluyendo a Teresa Ribera, quien sigue en el centro del choque entre populares y socialdemócratas en Bruselas.
Los contactos entre los grupos políticos para calmar las aguas tras la tensa semana pasada han continuado durante el fin de semana de manera discreta y prosiguen este lunes y martes para preparar el día clave en la capital comunitaria: el próximo miércoles.
Varios eventos clave confluyen en esa jornada: por un lado, Ribera hablará ante el Congreso de los Diputados para dar cuenta de su gestión de la dana por la que el PP español pide que sea apartada de la próxima Comisión Europea, una comparecencia en la que esperan arrancar el compromiso de una dimisión en el caso de resultar encausada por ello.
En paralelo, a las 17:00 horas del miércoles se celebra la reunión de jefes de grupos parlamentarios con la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, en la que se debe fijar la agenda del pleno de la semana que viene en Estrasburgo (Francia), incluyendo el voto de la nueva Comisión Europea en su conjunto para la mañana del miércoles 27.
Voces de diferentes grupos políticos ven como escenario más probable que ese día se alcance un acuerdo para que el Partido Popular Europeo levante su veto a Ribera y los grupos progresistas acepten al vicepresidente nominado por Giorgia Meloni, Raffaelle Fitto.
Para que esto suceda, todos ellos tendrán que recular de posiciones previamente planteadas como líneas rojas, ya que hasta ahora el PPE mantenía su rechazo a Ribera empujado por el PP y, en respuesta, los socialdemócratas rechazaban cualquier tipo de negociación sobre Fitto o el tercer candidato polémico, el ultraderechista húngaro Olivér Várhelyi.
Diversas fuentes parlamentarias ya esperaban a finales de la semana pasada que el fin de semana ayudase a rebajar la elevada tensión entre los populares y los socialdemócratas europeos, particularmente después de que estos últimos amenazaran con romper la coalición proeuropea que sostiene a la UE y dio su mayoría a Von der Leyen para repetir al frente de la Comisión Europea.
Si se llega a este acuerdo, el calendario ajustado no es un problema: fuentes parlamentarias explican a EFE que los líderes de los grupos políticos pueden fijar la agenda del pleno este mismo miércoles (o jueves de manera extraordinaria, si no diese tiempo a concluir las negociaciones en la víspera) y que todos los trámites intermedios se completarían después, antes del gran voto del día 27.
Esto implica que los coordinadores de las comisiones que examinaron a cada vicepresidente, responsables de darles luz verde de manera individual, tendrían tiempo suficiente para finalizar sus evaluaciones de forma positiva y que la Eurocámara dé por cerradas las audiencias de la nueva Comisión a tiempo para el voto del 27.
Los mensajes de conciliación y en favor de ese acuerdo han llegado de ambos lados del espectro político, con figuras como el coordinador popular en la comisión de Medio Ambiente, el alemán Peter Liese, pidiendo "que los juegos políticos pasen a un segundo plano" ante el complicado contexto internacional.
También fuentes gubernamentales españolas han instado a que la UE no se vea arrastrada hacia la inestabilidad "con vetos cruzados de mirada corta".
El PP, por su parte, insiste en llevar su veto a Ribera hasta las últimas consecuencias y, de no lograr que el nombre de la española quede descartada, podrían también no votar a favor del conjunto de la Comisión Europea en el eventual voto del próximo día 27.