Asunción, 29 oct (EFE).- El Banco Mundial afirmó hoy ante la Cumbre Iberoamericana que el riesgo de que el sistema financiero internacional colapse como en 2008 aún no se ha despejado y que ello podría causar en América Latina un "shock" de la economía real.
La representante del BM en América Latina, Pamela Cox, vivió el único momento de tensión que se ha producido en esta cumbre, pues antes de que comenzase su intervención el presidente de Ecuador, Rafael Correa, pidió permiso al anfitrión, el presidente paraguayo, Fernando Lugo, para retirarse en protesta contra el banco.
Correa se refirió a los organismos multilaterales como "chantajistas", criticó su presencia en esta cumbre y acusó al BM de haber anulado un crédito concedido a Ecuador porque cuando él llegó al poder cambió la política económica.
Después de esas duras palabras y sin Correa en la sala, Cox presentó los dos escenarios económicos que estudia el BM en la actual coyuntura.
"Uno es un escenario más benigno, ese escenario asume que las economías de Estados Unidos y de Europa continúan con crecimiento anémico, pero no con las situaciones financieras de carácter catastrófico", dijo.
En ese escenario esos gobiernos pueden evitar el desplome sin control de los mercados, el crecimiento chino se desacelera y hay una caída moderada de los precios de las materias primas, que son muy importantes para América Latina.
En esta situación América Latina continua creciendo y puede hacerlo en un marco de inclusión social, mientras los gobiernos se protegen con mecanismos financieros, como las líneas de créditos y pagos diferidos.
El otro escenario, que no puede ser descartado aún, según Cox, es que puede haber un colapso del sistema monetario como ocurrió en el 2008 y que en América Latina a consecuencia de esto podría sufrir una crisis en la economía real más que en las finanzas.
Señaló que en este contexto los países con alta inflación deberían aumentar el interés de los créditos y poner a las reservas a funcionar como colchón ante el probable shock externo.
Cox manifestó su preocupación por los pocos avances obtenidos en el sector social.
"En la última década 60 millones de personas de la región dejaron de ser pobres y a ellos hay que mantenerlos, por lo que se deben de hacer más eficiente los programas de transferencias monetarias y extenderlos a más sectores". EFE