Cannes (Francia), 3 nov (EFE).- Los grandes temas de la cumbre del G-20, como las políticas para el desarrollo económico y social, se vieron hoy eclipsados por la crisis griega, para disgusto de algunos países y agentes sociales, que reclamaron la necesidad de fijar la vista en asuntos más prioritarios.
La sexta cumbre del G-20 arrancó hoy en Cannes (Francia) bajo la la larga sombra de la crisis política griega, que provocó numerosos encuentros paralelos e incluso la celebración de una minicumbre de los líderes de la eurozona que se encontraban en esta ciudad de la costa azul francesa.
La cumbre había sido ideada con un programa muy ambicioso por el Gobierno de Nicolás Sarkozy, presidente de turno del G-20, pero los rápidos acontecimientos en Grecia, y sobre todo la difícil situación que vive Europa, obligaron a bajar las expectativas.
En paralelo al inicio de la cumbre, que arrancó con un almuerzo de trabajo y un debate sobre la situación económica actual, en los pasillos y en las salas de prensa las televisiones proyectaban los noticiarios griegos y emitían en directo la intervención del líder heleno, Yorgos Papandréu, en el Parlamento.
Pero este excesivo protagonismo de la crisis económica provocó un cierto descontento entre los países de fuera de la zona euro, que acudieron a Cannes con ganas de hablar sobre la ayuda al desarrollo, la liberalización del comercio internacional, o la reformulación del Sistema Monetario Internacional, ejes de la agenda de la presidencia francesa.
Una de las líderes en alzar la voz fue la presidenta argentina, Cristina Fernández, quien mostró su hartazgo por una crisis de la que se lleva hablando, sin solución, casi desde que se inició la crisis financiera, hacer tres años.
"Han pasado tres años y cuando a un enfermo no le dan la solución cada vez se agrava más", dijo la presidenta durante una intervención en un foro empresarial paralelo al G-20.
Recordó que desde la quiebra de Lehman Brothers en 2008 se han gastado "miles de millones de dólares" para resolver los problemas del sistema financiero, que deberían ser volcados en la economía real.
También las ONG acreditadas ante el G-20 lamentaron que la crisis de la deuda en EEUU y Europa esté acaparando la atención en el comienzo de la cumbre, en la que abogan por una mayor regulación del sistema financiero internacional y un control de los precios de los alimentos.
Con un ojo puesto en el plenario de la cumbre, y con otro en las informaciones procedentes de Grecia, los líderes del G-20 trataron de avanzar en el eje central de la cumbre, que se ha marcado como objetivo trazar un plan que permita lograr un desarrollo sostenible en el planeta.
El presidente español Jose Luis Rodríguez Zapatero fue uno de los mandatarios que defendieron una iniciativa para que los países que no están sujetos a una austeridad presupuestaria, como le ocurre a España, pongan en marcha políticas de estímulo que favorezcan el crecimiento global.
En este sentido, el G-20 tiene previsto presentar mañana un plan de acción que recoge el consenso en este sentido.
"Los países con superávit comercial están en mejor situación para estimular la demanda interna", dijo a la prensa la vicepresidenta económica de España, Elena Salgado.
En las reuniones de trabajo de hoy, los líderes del G-20 escucharon con preocupación el diagnóstico económico que hizo la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, quien dejó claro que el mundo está inmerso en una desaceleración.
Así, todos se pusieron de acuerdo en la necesidad de lanzar iniciativas comunes para impulsar el crecimiento equilibrado y el empleo, así como de desarrollar una serie de infraestructuras urbanísticas que tendrán un alto impacto en países en desarrollo.
El plenario del G-20 contó además con la participación del fundador de Microsoft, Bill Gates, actualmente volcado en sus labores filantrópicas, quien destacó la necesidad de aumentar la financiación al desarrollo.
En este sentido, se habló de una iniciativa que apoyan algunos países como España o Francia, el establecimiento de una tasa a las transacciones financieras mundiales, que permita recabar fondos para destinarlos a la financiación al desarrollo.
Salgado indicó que "paso a paso vamos consiguiendo que esta vía innovadora de financiación se entienda y que haya un mayor nivel de consenso".
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, destacó especialmente el apoyo de las presidentas de Argentina y Brasil, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, a esta iniciativa. EFE
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