Xavier Fontdeglòria
Pekín, 27 jul (EFE).- La revelación de las malas prácticas de los responsables de GSK en China, acusados de pagar sobornos para aumentar las ventas de fármacos, se ha convertido solamente en la punta del iceberg de un problema que afecta a todo el sector farmacéutico del país y, por ende, a su sistema de salud.
La detención de cuatro de los responsables de la británica GlaxoSmithKline (GSK), que supuestamente pagaron cerca de 500 millones de dólares en sobornos, no parece ser un caso aislado en el sector farmacéutico del país, después de que las autoridades hayan empezado investigaciones en otras compañías por prácticas similares.
"No será sorprendente si se investigan más farmacéuticas o hospitales, tanto nacionales como internacionales, en los próximos días", aseguró el miércoles la agencia oficial Xinhua, cuyos comentarios reflejan parcialmente el punto de vista de las autoridades chinas.
De hecho, y aunque no ha habido más detenciones, la policía china también ha visitado la sede de la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca y la de la firma belga UCB para interrogar a algunos de sus responsables.
Paralelamente a las inspecciones en oficinas de las farmacéuticas, las investigaciones se han ampliado a varios hospitales del país, donde decenas de profesionales del sector han sido cesados por aceptar sobornos de empresas de fármacos para promocionar sus productos o elevar su precio.
El caso de mayor envergadura conocido hasta hoy es el de la localidad de Zhangzhou, de 4,8 millones de habitantes, donde profesionales de todos los hospitales y centros clínicos (73) recibieron sobornos para impulsar ciertos medicamentos y aumentar su precio hasta el punto de que los pacientes pagaban de media cinco veces más que el coste de producción del fármaco.
Según el rotativo "Global Times", en Zhangzhou un millar de trabajadores médicos estarían involucrados en el caso, y el monto de las donaciones ilegales alcanzaría los 20,5 millones de yuanes (3,3 millones de dólares, 2,5 millones de euros).
Bajo el sistema actual, la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo -máximo órgano de planificación económica de país- establece un precio máximo para la compra de medicinas acorde con los costes de producción que especifican los fabricantes.
Más allá de los procedimientos oficiales, sin embargo, los precios pueden aumentar más, especialmente, en el caso de las medicinas producidas por farmacéuticas extranjeras, mejor valoradas por algunos consumidores debido por temor a que el producto local sea falso, tras la aparición de algunos escándalos en el sector.
En el caso de GSK, las investigaciones policiales han determinado que la compañía contaba con una extensa red de intermediarios que daban trato de favor -regalos, viajes y hasta favores sexuales- a los profesionales médicos y, una vez recetaban sus fármacos, "entre el 7 y el 10 por ciento de lo que se vendía iba directo a sus cuentas corrientes personales".
"Se trata de un problema que afecta a todo el país", aseguró al respecto el profesor de la Universidad de Pekín, Li Ling, especializado en la reforma del sistema de salud, a la televisión estatal CCTV.
A su juicio, el fenómeno responde a que "los hospitales ahora dependen de la prescripción de medicamentos para obtener ingresos" y a que los médicos, al estar mal pagados, "necesitan estos 'sobresueldos' para aumentar sus ingresos".
Según relató a Efe un joven pequinés de apellido Qiang, los sobres con dinero en efectivo son "habituales" cada vez que uno necesita atención y cuidados médicos intensivos en un centro hospitalario.
"Hace poco tuve que someterme a una operación de la nariz y le di al doctor 3.000 yuanes (488 dólares, 370 euros) en efectivo para que hiciera bien su trabajo", comentó Qiang, un dinero que "no tiene nada que ver con la factura".
El joven chino añadió que "tuvo suerte" al ser el médico "amigo" de la familia porque si no "habría pagado mucho más".
Según reconoce el texto de Xinhua, "es cierto que las malas prácticas han sido generalizadas en la industria farmacéutica y los hospitales de China durante años, pero ahora China -en referencia a su Gobierno- está decidida a reformar su sistema de salud y a erradicarlas".
"Es una característica tan inherente del sistema -dice Qiang-, que dudo que la campaña anticorrupción lanzada ahora tenga algún impacto significativo". EFE