Roma, 12 mar (EFE).- Italia vivió hoy una jornada de caos a causa
de la huelga general convocada por el sindicato mayoritario italiano
(Cgil), en la que participaron miles de personas para protestar
contra el malestar general que existe en el país debido a la
situación del mercado de trabajo y los impuestos.
El Cgil exige al Gobierno, a la patronal Confindustria y a las
empresas un freno en los despidos y un aumento de las medidas
sociales para parados y jubilados, una reducción de impuestos y la
regularización de los inmigrantes que trabajan en el país.
Casi un millón de personas se sumaron a las más de cien
manifestaciones convocadas en las grandes ciudades italianas, entre
las que destacan la de Florencia, con 40.000 personas, las de Roma y
Milán, con 30.000, y la de Nápoles, con 15.000, según datos
facilitados por el sindicato.
En Roma, los trabajadores se manifestaron en Piazza Flaminio y
caminaron hasta la sede de la televisión pública italiana, la Rai,
con pancartas con lemas contra la crisis o contra los recortes
promovidos por el Gobierno en los fondos destinados a la educación y
a la investigación.
"Recortes igual a errores" fue uno de los lemas que acompañaron
la marcha, a la que también se sumaron profesores y estudiantes -con
una adhesión del 30 al 50 por ciento- al grito de "no, la crisis no
la pagamos".
"Queremos llamar la atención de un Gobierno que se está ocupando
de los procesos judiciales del primer ministro cuando el verdadero
problema de Italia es el trabajo. Sólo en la región del Lacio van a
cerrar 200 empresas y el Gobierno parece desinteresarse
completamente", dijo a Efe Linda Ricco, una joven trabajadora.
Frente a la sede de la Rai, los manifestantes alzaron la voz
"contra la política de un Gobierno que recorta la cultura, porque
está vista como un gasto, no como una inversión", y expresaron la
"necesitad de una información que no esté manipulada".
"Queremos bloquear los despidos, intentar hacer todo lo posible
para tener una política en cuestión de transportes, de
infraestructuras y para que no se cierren fábricas, porque el
Gobierno no tiene una política para afrontar la crisis de manera
determinante", dijo a Efe un afiliado al Cgil, Rocco Lamparelli.
La huelga paralizó los servicios de transporte público en Roma y
Bolonia, con una participación del 55 por ciento y del 75 por
ciento, respectivamente, a la que se sumarán los trabajadores del
sector convocados al paro por la tarde en las ciudades italianas de
Milán, Nápoles y Turín.
Además, unos 150 vuelos fueron cancelados en los aeropuertos
adheridos al Cgil, donde se manifestaron pilotos, asistentes de
vuelo y personal de tierra.
En el aeropuerto de Fiumicino de Roma fueron suspendidos un total
de 74 vuelos, 39 de salida y 35 de llegada, la mayoría de ellos de
la compañía aérea italiana Alitalia.
La huelga también afectó al transporte ferroviario, con un paro
que comenzó a las 14.00 hora local y se prolongará hasta las 18.00
(13,00 a 17.00 GMT).
El ministro de Trabajo, Maurizio Sacconi, dijo que el Cgil
"utiliza un lenguaje dramático" en relación a los temas de empleo y
que la protesta "confirma la motivación exquisitamente política y
colateral a los partidos de oposición", de cara a las elecciones
regionales, que se celebran el próximo 28 de marzo. EFE.
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