Australia, dividida entre la necesidad y el rechazo del trabajador extranjero

Rocío Otoya

Sídney (Australia), 29 may (EFE).- El plan australiano de admitir la entrada temporal de miles de inmigrantes extranjeros para cubrir la demanda de mano de obra ha creado una fuerte polémica cuando hay sectores donde empieza a haber despidos, como el manufacturero.

El gigante angloaustraliano BHP Billiton prevé que el sector minero, uno de los motores de la economía nacional, necesitará unos 150.000 trabajadores en los próximos cinco años.

"Hay escasez de mano de obra cualificada para los proyectos en zonas remotas y carentes de infraestructura", explicó a Efe el economista Alexis Esposto, de la Universidad Swinburne.

El especialista de origen argentino apuntó que "hay mucha demanda laboral y poca oferta".

El Acuerdo Empresarial de Inmigración, anunciado el viernes pasado, autoriza a las empresas con proyectos valorados en más de 1.970 millones de dólares (1.570 millones de euros) y más de 1.500 trabajadores a que contraten temporalmente inmigrantes extranjeros cuando no haya nacionales.

La magnate Gina Rinehart, propietaria de la minera Hancock Prospecting, se propone estrenar el acuerdo con la contratación temporal de 1.715 inmigrantes para la fase de construcción del proyecto Roy Hill, una mina de hierro en el estado de Australia Occidental.

Los analistas prevén que otras empresas seguirán el ejemplo de Rinehart.

El sector de la extracción de recursos primarios en Australia exporta a países como China y atraerá este año inversiones por valor de 256.500 millones de dólares (204.700 millones de euros), según datos del ramo.

Los partidarios de la medida destacan los beneficios que producirán la llegada de tantos trabajadores temporales, así como el florecimiento del sector minero y energético, donde se calcula que existe un déficit de más de 30.000 trabajadores, según cifras publicadas hoy por el diario The Australian.

"Nosotros estamos hablando de un aumento de la fuerza laboral, particularmente durante la etapa de construcción", dijo la directora ejecutiva del Consejo Empresarial de Australia, Jennifer Westacott, quien añadió que los proyectos mineros afrontan el riesgo de paralizarse si no disponen de la suficiente mano de trabajo.

En el otro extremo del debate se sitúan los que entienden que el acuerdo va en detrimento de las oportunidades y derechos de los trabajadores en Australia, donde la tasa de desempleo ronda el 4,9 por ciento y cuando este año habrá miles de despidos en sectores como el manufacturero o el del transporte aéreo.

La senadora Sarah Hanson-Young, del Partido Verde, opinó que la medida dará prioridad al inmigrante extranjero sobre el local, pese a las afirmaciones del Gobierno laborista.

El secretario general del Sindicato de la Construcción, Forestación, Minería y Energía, Dave Noonan, indicó hoy que su gremio "no quiere ver una situación en la que los millonarios puedan traer una gran cantidad de mano de obra barata para engordar sus billeteras".

La polémica está servida en país cuya economía avanza a dos velocidades, por un lado el sector minero florece y por el otro el manufacturero se ralentiza.

El economista Esposto opinó que la solución pasa por redistribuir y reinvertir la riqueza proveniente de los recursos en mejorar la calidad de vida y las capacidades laborales, así como en impulsar el desarrollo de otros sectores como el de los servicios financieros.

Por lo pronto, la directiva del gobernante Partido Laborista aprobó esta mañana la creación de un subcomité para vigilar el desarrollo del acuerdo. EFE