Río de Janeiro, 19 dic (.).- El Gobierno brasileño anunció este martes que la participación de los combustibles de origen vegetal en el diesel comercializado en el país saltará del actual 12 % hasta el 14 % en 2024 y al 15 % en 2025, como forma de acelerar la transición energética y reducir las emisiones contaminantes.
La decisión, aprobada por el Consejo de Política Energética, supone una anticipación del cronograma anterior y que preveía que la participación de diesel de origen vegetal en el diesel mineral distribuido en el mayor mercado de América Latina tan solo llegará al 15 % en 2026.
Hasta enero de 2023 el diesel vendido en Brasil tenía que tener un 10 % del llamado biodiesel, un combustible que en el país es fabricado principalmente con soja, maíz, algodón y ricino.
"Decidimos ampliar aún más la participación del biodiesel en nuestra matriz. Y eso tiene dos efectos: disminuye nuestra dependencia al diesel (mineral) importado y ayuda a descarbonizar", afirmó el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira.
Según el ministro, la decisión ayuda a cumplir uno de los compromisos climáticos de Brasil de reducir las emisiones contaminantes generadas por el transporte.
Otro efecto de la decisión es incentivar la agricultura brasileña, afirmó el ministro en las declaraciones que concedió tras participar en la reunión del Consejo de Política Energética, foro que reúne a los titulares de 19 ministerios y que este martes contó con la presencia del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Silveira dijo que el Gobierno también decidió crear un grupo de trabajo para analizar la conveniencia de aprobar la importación de diesel vegetal fabricado en otros países y que tal práctica estará prohibida mientras el asunto está bajo análisis.
La importación de biodiesel fue aprobada en noviembre por la Agencia Nacional de Petróleo (ANP, regulador), que autorizó a cada distribuidor a comprar en el exterior hasta un 20 % del combustible vegetal que le agrega al diesel en Brasil, pero la medida dependía de la reglamentación por parte del Gobierno.
Pese a que la importación puede reducir el precio del diesel, los agricultores brasileños alegan que amenaza la producción nacional del combustible vegetal.