Budapest se enfrenta a la banca por la conversión de los créditos en divisas

Marcelo Nagy

Budapest, 13 sep (EFE).- La banca de Hungría está más enfrentada que nunca al Gobierno conservador nacionalista del primer ministro, Viktor Orbán, por su reciente exigencia de reconvertir en moneda nacional los cientos de miles de créditos en divisas extranjeras que existen en el país.

Desde el año 2008 el forinto, la moneda húngara, se ha devaluado en un 70 % frente al franco suizo, la principal divisa de estos préstamos e hipotecas, lo que dificulta mucho su devolución por haberse encarecido las cuotas al menos en un 50 %.

Orbán ha puesto el uno de noviembre como plazo para que las instituciones financieras, en su mayoría extranjeras, modifiquen los contratos de los créditos en divisas.

En caso de no hacerlo, el Ejecutivo advierte a la banca de que tomará las medidas que considere oportunas.

El dirigente conservador ha acusado a las entidades de haber actuado de mala fe y ha asegurado que tienen la "obligación moral" en solucionar el problema.

Por eso, considera que la solución más honesta es que sean los bancos los que asuman el grueso de las pérdidas provocadas por los cambios en la cotización de las monedas.

Orbán asegura que esos créditos son productos "erróneos" que hay que "anular o modificar".

Otros dirigentes del partido gobernante Fidesz han ido incluso más allá, y aseguran que los bancos han "engañado" a sus clientes al no advertirles de los riesgos de asumir un crédito o una hipoteca en monedas extranjeras.

El Gobierno no ha precisado cómo se realizaría la conversión de la moneda (si al cambio real o a uno impuesto), por lo que es difícil precisar el coste de la operación, aunque la banca advierte de que el daño para la economía puede ser enorme.

Mihaly Patai, presidente de la Unión de Bancos de Hungría (MB), alertó esta semana de que si todas las instituciones decidieran cambiar los préstamos en divisas a forintos, harían falta unos 12.000 millones de francos, o sea, unos 9.700 millones de euros.

Una operación de esta envergadura hundiría la cotización del forinto y haría explotar los precios de las importaciones, advirtió el responsable de la MB.

Grandes grupos bancarios, como el italo-austríaco UniCredit Bank Austria, o los austríacos Erste Bank o Raiffeisen, controlan la mayor parte del sector en Hungría.

Patai acusó al Ejecutivo de Orbán de ser "autócrata" y de estar presionando demasiado al sistema bancario del país, donde ya rige un controvertido impuesto especial a las entidades financieras.

Dentro de su ultimátum, el Ejecutivo ha animado a los bancos a que presenten sus propias propuestas para resolver la situación, aunque solo en beneficio de los endeudados.

Incluso algunos de los propios afectados por los préstamos en divisas ven la medida de Orbán más como una maniobra electoralista que como voluntad de ayudar a los endeudados.

Imre Huszár, de la ong Damnificados por los Préstamos Bancarios, explicó a Efe que "se trata de una campaña electoral" de cara a los comicios generales de 2014, ya que el Gobierno podría haber tratado este problema mucho antes.

Aún así confía en que antes de las elecciones se encuentre una solución al problema de los endeudados.

Según Huszár, más de 500.000 personas tienen problemas para hacer frente cada mes a las cuotas de préstamos e hipotecas, por lo que el nivel de morosidad supera ya el 25 %.

Mientras, la banca insiste en que no es posible acometer rápidamente una conversión sin la participación del Banco Central o sin un plazo más largo, de al menos cinco años.

Este ultimátum no es el primer intento de Orbán de aliviar la situación de los aproximadamente 700.000 hogares húngaros que antes de la crisis optaron por créditos en divisas, ya que los bancos les prometían intereses muchos más bajos que para préstamos en forintos.

Ya en 2011, el Gobierno húngaro obligó a los bancos a aceptar el pago de los préstamos en divisas según un cambio fijo con el forinto muy inferior a la cotización real en el mercado. EFE