Pekín, 28 oct (.).- El Banco Popular de China (BPC, banco central) anunció este lunes la incorporación de la recompra directa como parte de sus operaciones monetarias, con el fin de gestionar vencimientos y mantener una liquidez adecuada en el mercado interbancario.
En un comunicado publicado hoy, el BPC detalló que estas operaciones se llevarán a cabo mensualmente, con una duración máxima de un año, e involucrarán a los principales operadores del mercado.
La recompra directa funcionará mediante la adquisición de valores con el compromiso de venderlos en una fecha futura. Las garantías incluirán bonos soberanos, deuda local y corporativa.
El nuevo instrumento se suma a las herramientas existentes, como los acuerdos de recompra inversa ('repos') a 7 días y la financiación a bancos mediante los servicios de préstamo a medio plazo (MLF), ofreciendo plazos intermedios de tres y seis meses.
Con esta medida, el BPC busca optimizar la gestión de liquidez antes del vencimiento de 1,45 billones de yuanes (203.325 millones de dólares, 188.422 millones de euros) en préstamos MLF en noviembre y diciembre, minimizando la necesidad de ajustes rebajas a los requisitos de reserva a bancos (RRR), de acuerdo a cifras divulgadas por Bloomberg.
Esta iniciativa también permitirá que los bonos empleados como colateral sigan circulando en el mercado secundario, favoreciendo así la seguridad para prestamistas y alineando las prácticas chinas con estándares internacionales.
Además, refuerza la flexibilidad del sistema financiero del país y facilita la entrada de inversores extranjeros en el mercado interbancario, según analistas de la industria citados por el diario local The Paper.
La introducción de la recompra directa llega en un contexto de creciente demanda de liquidez hacia fin de año y con expectativas de emisión de estímulos fiscales que podrían incrementar el endeudamiento público, garantizando así la estabilidad financiera en el cierre del ejercicio.
El BPC anunció la semana pasada una rebaja de 25 puntos básicos en su tasa preferente para créditos (LPR, en inglés) a un año, dejándola en 3,1 %, con el objetivo de apoyar la economía y reducir los costos de endeudamiento.
La última rebaja de esta tasa había sido en julio, cuando se recortó sorpresivamente de 3,45 % a 3,35 %, siendo esa la única reducción del año en un contexto de cautela ante la divergencia con otras potencias, donde los tipos subían para contener la inflación, lo que presionaba el tipo de cambio del yuan.
No obstante, las autoridades chinas ya habían anticipado un cambio de rumbo entre los principales bancos centrales a lo largo de este año, lo que les ofrecería más flexibilidad.
De hecho, en las últimas semanas, Pekín ha anunciado una serie de medidas de estímulo que llegan después de un recorte de tipos en Estados Unidos y también de que los datos económicos de agosto fueran peores de lo esperado, con el presidente chino, Xi Jinping, llamando a elevar los esfuerzos para conseguir el objetivo de crecimiento económico para este año, de en torno a un 5 %.
La baja demanda nacional e internacional, unida a riesgos de deflación, estímulos insuficientes, una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo o una falta de confianza en el seno de los consumidores y el sector privado son algunas de las causas que esgrimen los analistas para explicar lo que ocurre en la segunda mayor economía mundial.