Óscar Tomasi
Lisboa, 30 jun (EFE).- El conflicto abierto en el seno del Banco Portugués de Inversiones (BPI) entre su primer accionista, Caixabank (MADRID:CABK), y el segundo, la angoleña Isabel dos Santos, acabó con la retirada de la OPA presentada por la entidad española y dejó en suspenso qué ocurrirá con la cuarta mayor entidad del país.
Doce días después de que Caixabank dejara caer su propuesta por la imposibilidad de romper el blindaje de los derechos de voto, los participantes en esta "partida" estudian todavía sus cartas mientras aguardan el próximo movimiento.
Fuentes del sector bancario luso consultadas por EFE coincidieron en señalar que es al Consejo de administración del BPI al que, en principio, le toca mover ficha.
La multimillonaria angoleña Isabel dos Santos contraatacó la OPA de Caixabank -a la que se opuso desde un primer momento- con una propuesta de fusión entre el BPI y el Banco Comercial Portugués (BCP), controlado por sus compatriotas de la petrolera Sonangol.
Esta unión, que ya estuvo encima de la mesa hace años, supondría juntar las fuerzas de la segunda y la cuarta mayor entidad financiera del país en una sola.
"Nosotros no estamos moviéndonos ni tomando la iniciativa, estamos a la espera", reveló en declaraciones a EFE un portavoz de Santoro, propiedad de Dos Santos.
Estas mismas fuentes recordaron que el BCP ya mostró su disponibilidad para sentarse a la mesa de negociación y discutir una hipotética fusión siempre que el BPI también tenga interés en la operación.
"El BPI dijo que hasta que no se resolviera la OPA, no se pronunciaría, ahora veremos", detallaron.
Pero más allá de lo que diga el consejo de administración de la entidad, son los accionistas -y no los gestores- los responsables últimos de aprobar o descartar la operación.
En este sentido, los analistas consultados admiten que la principal dificultad que afronta la hipótesis de una fusión es el papel de Caixabank, ya que como mayor accionista (con una participación del 44 %) podría impedir el proceso.
Después de que Santoro (con el 18 % de los títulos) provocara la caída de su OPA, falta ver si catalanes y angoleños son capaces de llegar a un acuerdo en este sentido.
De hecho, los estatutos del BPI limitan al 20 % los derechos de voto a todos los accionistas, lo que en la práctica hace que el poder de control de Caixabank sea casi igual al de Dos Santos pese a disponer del doble de acciones, por lo que cada uno tiene poder suficiente para bloquear al contrario.
Miembros del sector bancario portugués recordaron, además, que el BCP todavía tiene que devolver 750 millones de euros de la ayuda pública que le concedió el Estado en 2011, en el peor momento de la crisis, lo que en la práctica le impide "poder tomar la iniciativa" y exige la autorización del Gobierno luso a una futura fusión.
Sin embargo, en el sector también se especulan con otros escenarios, con la necesidad de una mayor concentración bancaria en Portugal como epicentro de la discusión.
La posibilidad de que Caixabank opte por abandonar el BPI al no poder controlar el banco luso es una de las más comentadas, aunque falta por saber quién estaría dispuesto a comprar su participación.
Miembros de la banca portuguesa recuerdan que está todavía abierta la venta del Novo Banco -la entidad creada con los activos sanos del Banco Espírito Santo- y que sólo uno de los cinco aspirantes vencerá, por lo que alguna de las firmas perdedoras podría tener interés en su porcentaje.
"Hay candidatos que quieren entrar en el sistema financiero portugués y no han entrado, ahí puede haber juego", aseguran fuentes del sector.
También se comenta que Caixabank podría confiar en que Europa apruebe una normativa que impida el límite a los derechos de voto, lo que prohibiría el blindaje existente actualmente, aunque no está prevista ninguna decisión en ese sentido a corto plazo.