Bruselas, 28 abr (.).- El BCE está preocupado por una posible fragmentación financiera de la eurozona -si los intereses de la deuda soberana de los distintos países divergen mucho entre sí- puesto que podría afectar a su política monetaria, por lo que vigilará este fenómeno, aunque de momento no ha debatido instrumentos concretos para abordarlo.
En su primera comparecencia presencial ante la comisión de Economía de la Eurocámara desde 2019, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, señaló que la fragmentación "es una preocupación" para el emisor de la eurozona "porque puede afectar a la transmisión de la política monetaria" de la institución.
Pero señaló a reglón seguido que, si bien se ha visto un "aumento de los tipos nominales (de los bonos soberanos) que ha sido bastante generalizado", no se ha observado "una ampliación importante hasta ahora de las primas de riesgo", el indicador que mide la diferencia entre lo que paga cada país por sus bonos soberanos en comparación con el "bund" alemán considerado el más seguro.
En este contexto, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) aseguró que esto es algo que el Consejo de Gobierno de la institución "va a tomar en consideración", pero que no se han discutido "en detalle" instrumentos concretos para reaccionar ante tal situación.
"No hemos discutido instrumentos concretos. Hemos discutido las implicaciones generales de la fragmentación y los potenciales efectos de la fragmentación para el mecanismo de transmisión de la política monetaria, pero puedo asegurarle que estamos listos para actuar", dijo De Guindos en respuesta a una pregunta del eurodiputado liberal español Luis Garicano.
El vicepresidente del BCE insistió además en que debe distinguirse entre la posición de política monetaria, cuyo foco es la estabilidad de precio, y las "medidas anti-fragmentación, que son dos instrumentos diferentes", así como entre la fragmentación "exógena" e "indiosincrática".
"Tenemos que abordar la indebida fragmentación exógena que pueda tener un impacto asimétrico entre países", dijo.
Y subrayó también que "una de las principales fuentes de fragmentación es el diferente perfil fiscal que tienen los países", por lo que la política presupuestaria "tiene también un papel que desempeñar" a la hora de evitar esta fragmentación.
"Aquellos países con alta deuda y alto déficit fiscal tendrán que poner en marcha programas de política fiscal prudentes para garantizar la sosteniblidad, porque este es un elemento más detrás de la evolución de la fragmentación en el futuro y podría ser muy importante para contener y limitar esta potencial situación de fragmentación", dijo.
La fragmentación financiera de la eurozona fue una de las características de la crisis de 2008, durante la que se dispararon las primas de riesgo de muchos países, sobre todo del sur del continente.
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