Isabel Saco
Ginebra, 8 may (EFE).- La totalidad de países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) confirmaron hoy que el camino del diplomático brasileño Roberto Azevêdo a la jefatura máxima de ese organismo está libre de cualquier obstáculo tras la aceptación tácita de su nominación.
En una reunión del Consejo General de la OMC -máximo órgano de decisión en el que participan sus 159 países miembros-, los responsables de dirigir el proceso de selección propusieron formalmente la designación de Azêvedo como nuevo director general a partir del próximo 1 de septiembre.
Ninguna voz discordante se opuso a esa recomendación en una breve reunión y en la que se corroboró que el candidato de Brasil había recibido "el mayor apoyo de los países miembros" en la tercera y última ronda de consultas y que este también fue el caso en las dos primeras.
Esos respaldos fueron amplios desde el punto de vista geográfico y de desarrollo socioeconómico de los países, como exigía el procedimiento de selección.
En ese foro, el único que tomó la palabra fue el embajador de México -país del otro candidato finalista- ante la OMC, Fernando de Mateo, para desear éxito a Azevêdo en su nueva función y destacar que la designación del brasileño "representa en si un logro para nuestra región y un paso positivo para la organización".
A ese respecto, Azevêdo, que todavía es embajador de su país ante la OMC, consideró que su designación ha sido "una consecuencia natural" de la creciente participación de América Latina en el comercio internacional y en las negociaciones multilaterales.
Agregó que, en esa nueva realidad, "no se trata de lo que el sistema (multilateral de comercio) da a América Latina, sino de lo que América Latina está dando al sistema".
En sus primeras declaraciones a la prensa internacional, tras el anuncio de su elección, Azevêdo dijo que el sistema multilateral de comercio y la OMC, en particular, corren "muchos riesgos" y "que no se puede perder ni un minuto" para volver a encarrilar las negociaciones de la Ronda de Desarrollo de Doha, paralizadas desde 2008.
"Tenemos que trabajar juntos, de inmediato, para que los resultados sean aceptables por todo el mundo", subrayó.
Estas tratativas están completamente estancadas porque en siete años de negociación no se consiguió encontrar la manera de hacer converger los intereses de los distintos grupos de países en las áreas claves del proceso: liberalización del sector agrícola, industrial y de servicios.
En la nueva etapa que supone la designación de Azevêdo, los esfuerzos iniciales estarán encaminados a intentar acordar un "paquete" de acuerdos, aunque sean de alcance limitado, que pueda ser refrendado en la próxima conferencia ministerial de la OMC que se celebrará en Bali (Indonesia) en diciembre próximo.
Aunque el tiempo es escaso para considerar de manera realista que puedan alcanzarse grandes acuerdos en esa cita bienal, se cree que es imprescindible poder mostrar algún resultado concreto que insufle energía a la decaída organización.
"Si no tenemos éxito (en Bali), el camino será mucho más difícil, aunque no será el final de todo, no voy a ser alarmista", comentó Azevêdo, cuyo principal desafío será revitalizar la OMC y demostrar que "tiene sentido, que es funcional y operacional", según comentó.
Aunque de aquí a septiembre le tocará trabajar detrás de bastidores, el diplomático adelantó que espera que de aquí a entonces "tengamos una organización unida, porque no creo en la división Norte-Sur".
Son justamente los países del sur, en desarrollo, los que hicieron posible la victoria de Azevêdo frente a su contrincante, el mexicano Herminio Blanco, apoyado de manera contundente por los países del norte, más industrializados.
Ambos, en cualquier caso, negaron cualquier enfrentamiento de tinte ideológico.
Todos los países de la OMC han sido convocados para el próximo martes a una nueva reunión en la que deberán adoptar formalmente la decisión de nombrar a Azevêdo como su nuevo director general para un periodo de cuatro años. EFE
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