Lisboa, 18 oct (EFE).- El Gobierno portugués admitió hoy que los duros ajustes incluidos en el plan de Presupuestos del 2013 son "difíciles", pero alertó de que su aplicación es esencial para seguir en el euro, pues el país está "entre la espada y la pared".
En un tenso debate parlamentario, el ministro Adjunto y de los Asuntos Parlamentarios, Miguel Relvas, avisó de que "no hay espacio para ánimos débiles" debido "a la camisa de fuerza" impuesta por las condiciones del préstamo internacional concedido a Portugal por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Relvas recordó que no "hay espacio para países imaginarios" ni "para profesionales del abandono" y juzgó que si Portugal abandonase la política de rigor "podría salir de la zona euro y arrastrar otros a países".
Asimismo, el ministro de Economía y Empleo, Álvaro Santos Pereira, reconoció en el mismo debate que el plan presupuestario es seguramente "el más difícil de los últimos años", pero aseguró el mismo es "factura del pasado", en alusión a los seis años de gobernación socialista (2005-2011).
Los presupuestos del Ejecutivo conservador han sido censurados por la oposición, los sindicatos y la ciudadanía e incluso han sido cuestionados por los democristianos (CDS-PP), socios minoritarios de la coalición gubernamental liderada por los Socialdemócratas (PSD), debido a la sustanciosa subida de impuestos que comporta.
Relvas, no obstante, aclaró que los mismos también estarán concentrados en el crecimiento económico "con medidas concretas para promover el empleo y recapitalizar las empresas".
El proyecto presupuestario se votará en el Parlamento a finales de este mes, aunque se prevé que el documento pase después de que los democristianos del ministro de Exteriores Paulo Portas asegurasen hoy que lo respaldarán junto al PSD para no provocar una crisis política.
En el mismo debate, el líder parlamentario del principal partido opositor, el Socialista (PS), Carlos Zorrinho, se cuestionó la cohesión de la coalición gubernamental y se lamentó de que el país sufra las consecuencias de una "crisis política". EFE