Roma, 30 dic (.).- Cada familia italiana sujeta al mercado mayorista pagará un 55 % más en el recibo de la luz y un 41,8 % más en el del gas en el primer trimestre de 2022 respecto al último de 2021, calculó hoy la Autoridad Reguladora de Energía, Redes y Medio Ambiente del país (Arera).
Las subidas han sido mitigadas por la intervención del Gobierno, que ha reservado 3.800 millones de euros en los Presupuestos Generales del 2022 para abordar este problema.
De lo contrario, el incremento había sido del 65 % en la factura eléctrica y del 59,2 % en la del gas, añadió este organismo independiente, que actualiza trimestralmente las condiciones económicas de referencia para clientes del mercado mayorista.
Arera subrayó que el gasto en luz de una familia tipo entre el 1 de abril de 2021 y el 31 de marzo de 2022 será de aproximadamente 823 euros, un 68 % más que en el año móvil precedente, y se traduce en aproximadamente 334 euros más; mientras en el gas rondará 1.560 euros, un 64 % más o 610 euros más que entre abril de 2020 y marzo de 2021.
El Gobierno italiano destinará 3.800 millones de euros a afrontar el problema de la factura energética en el primer trimestre de 2022: 1.800 millones de euros servirán para congelar los cargos fijos del sistema en electricidad y 480 millones en el gas, mientras que 912 millones irán a subvenciones para apoyar a familias con dificultades económicas.
El Ejecutivo de Mario Draghi también mantendrá el impuesto sobre el valor añadido (IVA) de la factura del gas en el 5 %.
El principal motivo del encarecimiento del recibo se encuentra en el incremento de los precios del gas en los mercados internacionales y de los derechos de emisión de CO2, un problema que golpea a hogares y empresas y está provocando también un endurecimiento de los costes de producción.
El presidente de la empresa de consultoría energética italiana Nomisma Energia, Davide Tabarelli, ha calculado que cada familia pagará 770 euros más en 2022 en las facturas del gas y de la luz. Concretamente un 40 % más en la del gas y un 28 % más en la de la luz, un esfuerzo que sería aún mayor, de hasta 1.200 euros en el año, sin la intervención gubernamental.
En la Unión Europea, el precio mayorista de la luz se fija tras casar la oferta de los productores con la demanda prevista por los gestores del sistema, mediante un sistema marginalista que implica que la última tecnología en entrar (generalmente la más cara) sea la que marque el precio al que serán retribuidas todas las centrales que aporten energía.
Países como Italia, España o Francia han pedido una reforma del mercado eléctrico, pero la propuesta no cuenta con el respaldo de socios como Alemania, Austria, Dinamarca o Países Bajos.