Madrid, 19 jul (.).- El sector porcino español, que representa un 40 % de la producción ganadera y factura unos 38.000 millones de euros anuales, apuesta por la internacionalización y la sostenibilidad para seguir creciendo, según un informe de la patronal Interporc y Cajamar.
La interprofesional del porcino de capa blanca (Interporc) ha presentado este viernes el estudio, junto con Cajamar, sobre los retos del sector.
El porcino representa el 40 % de la producción ganadera y el 16 % de la producción final agraria, con más de 400.000 empleos directos e indirectos que contribuyen a la economía rural.
España es el tercer productor mundial de porcino y el segundo mayor exportador, con una producción anual de alrededor de cinco millones de toneladas, de las que casi tres millones se exportan a más de 130 países.
El presidente de Interporc, Manuel García, ha destacado que el porcino de capa blanca es un "ejemplo de éxito empresarial" que "tiene por bandera la competitividad" para ofrecer los productos de alta calidad que el mercado demanda.
"Aspiramos a seguir siendo los primeros por mucho tiempo", ha afirmado García, que ha asegurado que las empresas "han sabido respetar el medio ambiente" y que se están ayudando de las universidades para combatir los bulos desde el rigor científico.
El presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, ha apuntado que el sector "es un ejemplo de integración, eficiencia, internacionalización y dinamismo", al tiempo que ha demostrado "capacidad para adaptarse a los tiempos".
"Cuando se cierra China se buscan otros mercados alternativos", ha dicho en alusión a los posibles aranceles que pueda imponer Pekín a las importaciones europeas de porcino.
Para que exista relevo generacional en el porcino, que presenta mejores tasas que en otros sectores, Baamonde ha subrayado que hace falta "rentabilidad, tecnología y conocimiento, e ilusión".
Oportunidades comerciales
El coordinador del estudio y director de la fundación Grupo Cajamar, Manuel Lainez, ha resaltado que el porcino español representó un 12 % del comercio mundial de carne de cerdo entre 2020 y 2022.
Ante la caída del consumo de carne en España y la UE y su futuro incremento en otros países desarrollados de Asia y América, ha señalado la importancia de una "estrategia futura de internacionalización en mercados asiáticos, europeos y americanos".
"Es estratégico seguir manteniendo la competitividad y abordando la estrategia de sostenibilidad", según Lainez, que ha puesto de ejemplo el protocolo propio del sector de bienestar animal para responder a las demandas de los consumidores y las iniciativas ambientales de muchas empresas para diferenciarse en el mercado.
Otros retos mostrados en el estudio pasan por garantizar la sanidad porcina, con más medidas de bioseguridad y vacunas al tiempo que se reduce el empleo de antibióticos (hasta un 60 % han disminuido sus ventas entre 2015 y 2021).
La representante de Cooperativas Agroalimentarias Yolanda Parrilla se ha mostrado a favor de que se aplique la normativa de bienestar animal, siempre que se base en "criterios técnicos".
También ha advertido del problema del aumento de la mortalidad en los últimos años por los virus, el cambio de paradigma en el uso de antibióticos y la amenaza de peste porcina africana tras los últimos focos en Europa.
Adaptación a las normas
Parrilla ha mencionado algunas de las normativas europeas que afectan al sector, como la propuesta legislativa de transporte animal, el nuevo reglamento para combatir la deforestación en lo que se refiere a la importación de soja y la directiva de emisiones contaminantes.
Ha explicado que el porcino no recibe ayudas directas de la Política Agraria Común (PAC), si bien necesita de apoyo a la inversión para adaptarse a las normas y modernizarse.
Parrilla también ha puesto en valor la "ruralidad" de las explotaciones de porcino y las industrias cárnicas, ya que el 67 % de las primeras y el 45 % de las segundas están en localidades de menos de 5.000 habitantes.
Según la representante de las cooperativas, existen retos relacionados con la dimensión de las explotaciones, la adaptación a las exigencias ambientales y de bienestar animal, la sanidad, el relevo generacional y la incorporación de la mujer a cargos directivos.