Marco Zabaleta
Bangkok, 30 oct (EFE).- El Acuerdo Transpacífico (TPP), el recorte de los tipos de interés en China, las palabras de Mario Draghi y la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos contribuyeron a que las plazas bursátiles del Sudeste Asiático subieran en octubre.
El dinero volvió a circular en la región seducido por la rentabilidad de unos mercados que ofrecieron mucha plusvalía el último lustro.
La corriente vendedora que sacudió la región en agosto y septiembre por culpa de la ralentización de la economía china parece superada.
La Bolsa de Valores de Singapur creció un 7,43 % en octubre; la de Yakarta, un 5,48 %; la de Kuala Lumpur, un 2,76 %; la de Bangkok, un 3,41 %; la de Manila, un 3,49 %; y la de Ho Chi Minh (antigua Saigón), un 7,95 %.
La misma tendencia siguieron este mes los mercados vecinos de Shanghái (10,80 %), Hong Kong (8,60 %), Japón (9,75 %) y Corea del Sur (3,40 %).
Llevada la contabilidad a comienzos de año, la plaza singapurense ha bajado un 10,90 % desde el 1 de enero; la indonesia, un 14,77 %; la malasia, un 5,42 %; y la filipina, un 1,83 %.
La Bolsa de Valores de Ho Chi Minh presenta un balance positivo del 11,32 % desde que empezó este 2015.
Lo mismo sucede con el parqué de Bangkok, que ha subido un 39,49 % desde primeros de año, pero en Tailandia hay que tener en cuenta el golpe de Estado de mayo de 2014 y que el país está gobernado por un gobierno militar desde entonces.
Octubre comenzó con la constatación de la ralentización de la economía china, el motor del crecimiento regional durante la década pasada, y la incertidumbre que generaba la Fed al no aclarar cuándo piensa subir los tipos de interés.
A la Fed solo le quedaban dos reuniones, una a finales de octubre y otra en diciembre, para reajustar los tipos de interés.
El 5 de octubre se firmó el Acuerdo Transpacífico (TPP) entre Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
Este pacto de libre comercio, entre otros beneficios, impulsará la inversión directa extranjera en Malasia, Singapur, Vietnam y Brunéi, aunque el sultanato bruneyense nunca ha superado los 1.000 millones de dólares anuales en ese apartado, según el jefe de economistas de banco tailandés TMB, Benjaronn Suwankiri.
Filipinas e Indonesia, a lo largo de las semanas siguientes y por ese orden, anunciaron su interés por incorporarse al tratado para impedir que la inversión directa extranjera que reciben en la actualidad acabe en un país vecino con mejores condiciones.
El 13 de octubre China informó de la caída del comercio exterior en el tercer trimestre con un resultado que los analistas opinaron que impedirá cumplir el objetivo oficial para 2015: una subida del 6 %.
Seis días después, China anunció que su economía creció un 6,9 % entre enero y septiembre, menos de lo previsto y cuestiona la capacidad para conseguir el objetivo oficial de crecer un 7 % en 2015.
Los mercados del Sudeste Asiático recibieron fuelle el 22 de octubre, cuando el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, dejó entrever, con una claridad inusual, la adopción de más estímulos monetarios en la zona del euro en diciembre.
Al día siguiente, el Banco Popular de China anunció un recorte de un cuarto de punto en los tipos de interés.
Ambas medidas fueron acogidas con subidas en las bolsas de valores del Sudeste Asiático, que ya tenían puesta su atención en la reunión, del 27 y 28 de octubre, de la Fed.
La Fed dejó, al final, los tipos de interés como estaban, casi en cero, pero quedó entreabierta la puerta a hacerlo en diciembre, incertidumbre que nunca es bien recibida por los mercados.
El 29, el Partido Comunista de China divulgó su plan quinquenal que pretende doblar el PIB y la renta per cápita que había en 2010 antes de 2020, y se supo que la economía de Estados Unidos creció menos de lo previsto en el tercer trimestre: una de cal y otra de arena.