Madrid, 19 oct (.).- Una empleada de Scout Energy, empresa vinculada a la presunta trama de fraude millonario en el impuesto sobre el valor añadido (IVA) de Petromiralles, ha dicho este martes que había varias cosas que le "chirriaban" de la compañía para la que trabajaba.
Durante su declaración como testigo ante la Audiencia Nacional, Noelia C. ha indicado que, aunque después de casi diez años ha olvidado ciertos pormenores, sí que recuerda cómo le extrañaba "que las facturas no tuvieran IVA y que no quisieran hacer nuevos clientes".
Según el escrito de la Fiscalía Anticorrupción, Scout Energy fue una de las empresas instrumentales de las que se habrían servido los dueños de Petromiralles, José María y Pedro Torrens, para lograr "la obtención de productos petrolíferos a un precio sensiblemente inferior al de mercado".
Este precio reducido, sostienen los investigadores, se habría alcanzado haciendo responsables de la liquidación del pago de los impuestos a tres compañías (Scout Energy, Fast Petrol y Servicios Petrolíferos Avanzados), a cuyo frente "se colocan testaferros" que no abonaban el IVA.
En el caso de Scout, la Fiscalía señala a Francisco Javier Amaya, que figura como administrador y que en su declaración como acusado aseguró que su labor era "la de un mueble".
En esta línea, su extrabajadora ha explicado que Amaya "era la persona que controlaba que se cumplía el horario", pero que jamás daba instrucciones sobre la gestión.
También ha intervenido en esta sesión Inmaculada R., que trabajó para Servicios Petrolíferos Giralda, sociedad igualmente relacionada con el entramado.
La testigo ha relatado su día a día en la compañía, y a preguntas del Ministerio Público ha admitido que "veía transferencias de importes muy altos".
"Me impactaba la cifra, pero luego pensaba que era petróleo y eso es muchísimo dinero. Llegué a ver una de 1,2 millones y me llamó la atención porque ponía Hong Kong", ha apuntado.
Por su parte, Carmen G., que ha comparecido como testigo de una de las defensas, ha aclarado que el precio al que vendía Giralda "era bastante competitivo, pero no anormalmente bajo", hasta el punto de que "había otras operadoras más baratas".