Madrid, 4 may (EFE).- España reanuda esta semana las emisiones de deuda y celebra el jueves la primera subasta del mes de mayo, de bonos con distintos vencimientos, con el interés del bono español a diez años, el de referencia para calcular el riesgo país, por primera vez desde que existen registros por debajo del 3 %.
El jueves 8 de mayo, el Tesoro Público emitirá bonos con vencimiento en 2017 y obligaciones con vencimiento en 2028 y 2020, aunque aún se desconocen los importes previstos.
En lo que va de año, el Tesoro ha captado 57.249 millones de euros dentro del programa de financiación regular a medio y largo plazo, un 42,9 % de los 133.300 millones de euros previstos en su estrategia para 2014.
El Tesoro tenía previsto emisiones netas por importe de 65.000 millones de euros este año, pero la buena evolución del mercado de deuda, en el que el coste de financiación para el país se ha reducido hasta el 2,1 % este año, por debajo del 2,45 % de cierre del pasado ejercicio, ha permitido reducir este importe un 9,2 %, hasta 59.000 millones de euros.
Así lo confirmó al término del último Consejo de Ministros el ministro de Economía, Luis de Guindos, que achacó esta rebaja a las nuevas proyecciones macroeconómicas, más favorables para España, y a los nuevos cálculos que ha hecho el Tesoro sobre las necesidades de liquidez del país.
El Tesoro afronta su primera emisión de deuda del mes de mayo con el interés del bono español a diez años, cuyo diferencial con el alemán del mismo plazo mide el riesgo país, en mínimos históricos desde que existen registros, en 1997.
Al concluir la sesión del viernes, el bono español a diez años cerró con una rentabilidad del 2,976 %, lo que no había ocurrido nunca; el anterior mínimo histórico al cierre fue el 21 de septiembre de 2005 -3,005 %-, después de que la Reserva Federal -banco central estadounidense- hubiera aumentado los tipos de interés el día anterior del 3,5 % al 3,75 %.
La prima de riesgo se situó en 153 puntos básicos, su nivel más bajo desde el comienzo de agosto de 2010.
Varios son los factores que han permitido a España abaratar en los últimos meses de forma notable sus costes de financiación, entre ellos el cambio de percepción que los inversores tienen del país, que han elegido la deuda española como "activo refugio" frente al recelo que despiertan algunos países emergentes.
El secretario General del Tesoro Público, Íñigo Fernández de Mesa, explicaba hace unos días que inversores conservadores del centro y del norte de Europa, procedentes de Alemania, Finlandia o Dinamarca, están aumentando sus compras de deuda española.
También ha influido la mejora de las notas que las dos principales agencias de calificación, Moody's y Fitch, aplican a España; ambas sostienen que la recuperación de la economía y la reducción del déficit público se mantendrán a medio plazo.