Elena Moreno
Nueva York, 2 nov (EFE).- La financiera estadounidense CIT, que
se ha declarado en quiebra, se enfrenta desde hoy a un plan de
reorganización cuyo éxito es vital para un sector de la economía
estadounidense que representa a más de 90 millones de empleados.
Su caso, desde hoy, está en manos del juez Allan Gropper, aunque
inicialmente se adjudicó a otro magistrado, Robert Gerber,
especializado en bancarrotas y que hace unos meses ya tuvo que
dirimir en la muy compleja del gigante automovilístico General
Motors, cuando se declaró en quiebra.
CIT, una institución financiera con más de un siglo de historia y
que está especializada en créditos a estudiantes y pequeñas
empresas, decidió el domingo acogerse al capítulo 11 de la ley de
bancarrota estadounidense, incapaz de afrontar una situación que se
había deteriorado en los últimos meses.
Su decisión de someterse a esa ley la ha convertido en la quinta
mayor empresa que entra en quiebra en la historia de Estados Unidos,
por detrás de Lehman Brothers, Washington Mutual, WorldCom y General
Motors.
La financiera prevé un plan para resurgir como una nueva empresa
a finales de año y para ello cuenta con el apoyo de sus acreedores.
"La decisión de proceder con el plan de reorganización permitirá
a CIT seguir proporcionando fondos para las pequeñas empresas y los
consumidores, dos sectores de importancia vital para la economía de
Estados Unidos", indicó el presidente y director ejecutivo de la
firma, Jeffrey Peek, en una declaración escrita.
Esta firma, que tiene su base en Nueva York y que con esta
decisión ha buscado recortar su deuda en 10.000 millones de dólares,
cuenta con unos activos de 71.000 millones de dólares y otros 64.900
millones en pasivos, según datos de la empresa a fecha 30 de junio.
En su plan de reorganización, la firma prevé también reducir sus
necesidades de liquidez en los próximos tres años, además de
reforzar su capital y volver cuanto antes a los beneficios.
Peek aseguró que la quiebra afecta únicamente a la compañía
tenedora, mientras que sus subsidiarias, incluyendo el banco Utah,
siguen operando hoy con normalidad.
El objetivo de la financiera es seguir proporcionando capital a
las pequeñas y medianas empresas estadounidenses, igual que a los
consumidores de los mercados intermedios.
"Estos dos sectores desempeñan un papel vital en la economía
estadounidense y en su totalidad representan a más de 90 millones de
empleados" en este país, subrayó la misma firma, que es el principal
proveedor de créditos para el comercio al por menor, pero también
para los pequeños negocios en manos de mujeres, minorías y veteranos
de las guerras de EE.UU.
CIT señaló que hay un millón de consumidores que dependen de la
firma para cubrir sus necesidades de financiación y que sus negocios
sigan funcionando.
El 6% de los créditos de las pequeñas empresas estadounidenses a
principios de año procedían del CIT, según datos de la Asociación
Nacional de Pequeños Negocios (NSBA, por su sigla en inglés) que ya
en julio pasado, alarmada por su deteriorada situación, pidió al
departamento del Tesoro que la asistiera para evitar la quiebra.
El pasado viernes y en un intento de suavizar la salida de una
bancarrota que era esperada en el sector, CIT llegó a un acuerdo con
el financiero Carl Icahn, por el que su firma de gestión de fondos
de alto riesgo Icahn Capital, le proporcionará una línea de crédito
de 1.000 millones de dólares.
Además, CIT comunicó también a la Comisión del Mercado de Valores
(SEC, por su sigla en inglés) de EE.UU. que había llegado a un
acuerdo con Goldman Sachs para cambiar los términos de un acuerdo
entre ambos para reducir a 2.125 millones de dólares, el préstamo de
3.000 millones que el banco le había concedido en junio pasado.
En 2008, para salvarla de la crisis que sufría por su excesiva
exposición a préstamos hipotecarios y para estudiantes con un alto
perfil de riesgo, el Gobierno de EE.UU. invirtió en ella 2.330
millones de dólares como parte del Programa de Alivio de Activos
Depreciados (TARP, por su sigla en inglés).
Esta declaración de quiebra marca la primera pérdida del programa
de rescate puesto en marcha por el Gobierno de EE.UU. desde que
comenzó la crisis financiera y al que destinó unos 400.000 millones
de dólares para rescatar a empresas con problemas, entre ellas
bancos, aseguradoras y fabricantes de automóviles.
Los expertos aseguran que son muy pocas las posibilidades de
recuperar la inversión de los contribuyentes en Estados Unidos.
Las acciones de CIT se negociaban hoy en torno a los 26 centavos
de dólar cada una pasada la media sesión en la Bolsa de Nueva York,
después de que se reanudara su cotización, suspendida antes de la
apertura para dar tiempo al mercado a digerir la noticia de la
suspensión de pagos.
Ese precio era un 63% inferior al de cierre del viernes, cuando
los títulos de la entidad costaban 72 centavos, y un 95% inferior a
los 4,5 dólares a los que comenzó el año, y muy lejos de los 60 que
llegaron a valer hace dos años.
Durante la sesión de este lunes sus títulos llegaron a cambiarse
por tan sólo 5 centavos, desde los 35 a los que comenzaron la
jornada una vez reanudada su negociación. EFE
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