Maricel Seeger
Buenos Aires, 21 may (EFE).- Las próximas elecciones en la Central General de Trabajadores (CGT) han agudizado los conflictos internos en la mayor central sindical argentina, cuyo actual secretario general, Hugo Moyano, distanciado del Gobierno de Cristina Fernández, busca la reelección.
Moyano, líder del sindicato de camioneros, reunirá hoy a más de un centenar de representantes de organizaciones gremiales con el fin de sumar apoyos para lograr su segunda reelección en los comicios previstos para el 12 de julio, informaron portavoces sindicales.
"En el encuentro avanzaremos en los temas relacionados con la renovación del mandato de Moyano como titular de la CGT, quien se ganó el respeto de millones de trabajadores", dijo a la prensa Mauricio Anchave, dirigente del gremio de trabajadores textiles.
Sin embargo, la decisión de varios dirigentes de sindicatos de peso de saltar en las últimas semanas a la vereda contraria de Moyano complicó los planes del líder de la CGT.
Los dirigentes que se oponen a Moyano se reunirán este martes para hacer una demostración de fuerza y prepararse para la reunión del próximo miércoles del Comité Confederal de la CGT, en la que se prevé que se formalice el llamado a las urnas para el 12 de julio.
Entre los opositores se encuentra el dirigente sindical del sector gastronómico Luis Barrionuevo, los llamados "Gordos", que representan a importantes sindicatos como los de sanidad, comercio y trabajadores del sector eléctrico, y los "independientes", representantes de los gremios de la construcción y los estatales, entre otros.
"Buscaremos la unidad de la CGT y si no, iremos con dos listas" a los comicios, indicó días atrás el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, quien aparece como posible candidato de los dirigentes opositores para suceder a Moyano.
Caló es señalado como el postulante elegido por Cristina Fernández para posicionarse al frente de la Confederación tras el distanciamiento de la mandataria con el secretario general de la CGT, que comenzó a hacerse evidente tras la muerte, en octubre de 2010, del antecesor y esposo de la presidenta, Néstor Kirchner.
Las fisuras en la relación entre Moyano y Fernández se profundizaron luego por la decisión de la jefa de Estado de dejar fuera de las listas de las elecciones generales de 2011 a dirigentes sindicales.
A ello se sumó los llamados del Gobierno para que los gremios moderen sus reclamos salariales en medio de una inflación que oficialmente es de un dígito, pero, según cálculos de consultoras, se sitúa en un 25 por ciento anual.
Antes de eso Moyano había sido uno de los máximos aliados del Gobierno e incluso en los comicios presidenciales de 2011, a pesar de la falta de sindicalistas en las listas, mantuvo su respaldo a que Fernández, que obtuvo la reelección con un 54 % de los votos.
"El deterioro del liderazgo de Moyano se potenció con la crisis con Fernández, pero es parte de un proceso previo de conflicto entre los propios sindicatos por la cantidad enorme de recursos que el Estado debe a las obras sociales (mutualistas), que reúne a 16 millones de afiliados y están manejadas por los sindicatos", indicó a Efe el analista Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía.
Según el analista, "en el fondo de la pelea está la plata", por lo que si el Gobierno gira recursos a las obras sociales a cambio de que haya un nuevo líder de la CGT, seguramente continuará el debilitamiento del dirigente, dijo.
Tras distanciarse de Fernández, Moyano aseguró que el Gobierno debe "entre 12.000 y 15.000 millones" de pesos (entre 2.600 y 3.300 millones de dólares) a las obras sociales de Argentina, donde hay más de un millar de gremios registrados formalmente.
Los sindicatos, la mayoría pertenecientes al gobernante peronismo, también están "muy atentos" a lo que puede suceder en el ámbito político en momentos en que algunos sectores comenzaron a discutir sobre los posibles sucesores de Fernández, inhabilitada por la Constitución para un tercer mandato consecutivo, evaluó Berensztein. EFE