Madrid, 15 feb (.).- El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha destacado este jueves la caída registrada en enero por la inflación subyacente (la que no incluye el precio de la energía ni el de los alimentos frescos), que perdió dos décimas y quedó en el 3,6 %, su nivel más bajo desde marzo de 2022.
El dato de inflación general, no obstante, subió un 3,4 % en enero, tres décimas más que el correspondiente a diciembre, debido al encarecimiento de la electricidad y los alimentos, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En el actual entorno de volatilidad, tanto en energía como en alimentos, la inflación subyacente tiene "más peso" porque permite analizar mejor las tendencias estructurales de la evolución de la inflación, y su caída es una buena noticia "desde el punto de vista del BCE", ha añadido el gobernador, que también pertenece al consejo de gobierno de la entidad europea.
En declaraciones a los periodistas después de un encuentro con estudiantes en el Campus de Cunef para analizar el mercado laboral español y los retos futuros que plantea, Hernández de Cos ha explicado que el dato que se ha conocido este jueves es incluso mejor que la previsión que se hizo el pasado diciembre desde el BCE.
Poco antes, durante su intervención, ha insistido en que "el siguiente movimiento" del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE), como rector de la política monetaria de la eurozona, será una bajada de los tipos de interés, aunque no ha precisado cuándo tendrá lugar.
También ha recordado que el objetivo del BCE es que la inflación en la zona del euro esté en el entorno del 2 %, ni por encima ni por debajo, y ha añadido que salvo que ocurra algo inesperado, habrá movimiento a la baja, que supondrá también un alivio para quienes tengan una hipoteca a interés variable.
Sin embargo, no ha precisado el momento en que se producirá esta esperada bajada del precio del dinero, ya que depende de los datos, y ha recordado que habrá nuevas previsiones en marzo, que permitirán afinar algo más.
Asimismo, ha insistido en que los bancos deben "mantener o aumentar" sus niveles de resiliencia para afrontar posibles turbulencias futuras, que, si ocurren, deben encontrar a las entidades "bien capitalizadas".