Teherán, 25 jun (.).- Irán está construyendo un oleoducto que le permitirá exportar el próximo año su petróleo desde el golfo de Omán para, según dijo este jueves su presidente, Hasan Rohaní, no depender del estratégico y conflictivo estrecho de Ormuz para este comercio.
Rohaní subrayó en un discurso que esta ruta alternativa es "una decisión estratégica y un paso importante para garantizar la continuación de las exportaciones de petróleo".
En este sentido, incidió en que con ese nuevo oleoducto, que conectará el campo petrolífero de Gore, en la provincia de Bushehr, con el puerto de Yask, en Hormozgan, se mantendrían las exportaciones incluso en caso de "cerrarse el estrecho".
Ormuz, un angosto paso entre Irán y Omán por el que cruza un 20 por ciento del petróleo mundial, ha sido escenario de varios incidentes de seguridad en el último año, entre ellos ataques y sabotajes a barcos.
Además, en respuesta a las sanciones estadounidenses impuestas en 2018 contra la venta de petróleo iraní, las autoridades persas han amenazado en varias ocasiones con la posibilidad de bloquear el estrecho.
Rohaní adelantó que el objetivo es con la entrada en funcionamiento del oleoducto en marzo de 2021 exportar un millón de barriles diarios (bpd) de petróleo desde el puerto de Yask, en la costa del golfo de Omán y justo al sur del estrecho de Ormuz.
Esta cifra es muy inferior al nivel de exportación que alcanzó Irán antes de que EE.UU. volviera a imponer sanciones y que fue aproximadamente de 2,5 millones de bpd.
Las sanciones también bloquearon en un inicio la construcción del oleoducto, de mil kilómetros, ya que la empresa extranjera que lo iba a acometer abandonó el proyecto, según Rohaní.
"Los embargos pese a ser catastróficos, han creado algunas oportunidades en el país, haciéndonos reiniciar este gigantesco proyecto utilizando tecnologías nacionales", destacó el presidente.
EEUU volvió a imponer sanciones a Irán hace dos años, cuando se retiró de modo unilateral del acuerdo nuclear de 2015 firmado entre Teherán y seis grandes potencias.
Desde entonces, la tensión entre ambos países ha escalado en el golfo Pérsico y en otras zonas de la región hasta llegar al punto de que Washington asesinó en un bombardeo selectivo en Bagdad el pasado enero al poderoso comandante de la Guardia Revolucionaria iraní Qasem Soleimaní.