Javier Aja
Dublín, 22 feb (EFE).- El electorado irlandés acude a las urnas este viernes para elegir en las elecciones generales a un Gobierno que afiance la recuperación económica y alivie la austeridad, dos años después de abandonar con éxito el rescate de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los indicadores macroeconómicos respaldan la actuación del Ejecutivo de Dublín, de coalición entre conservadores y laboristas, tras aplicar el estricto programa de ayuda solicitado por el anterior Gobierno en diciembre de 2010, valorado en 85.000 millones de euros.
Cinco años después, el primer ministro irlandés, el democristiano Enda Kenny, advierte de que la economía nacional solo continuará creciendo si el electorado de este país, de poco más de tres millones de votantes, les mantiene en el poder.
No obstante, este "mensaje del miedo", según lo califican sus críticos, no ha calado entre una buena parte de los irlandeses, pues todas las encuestas indican que el Fine Gael (FG) de Kenny y el Partido Laborista (Lb) de la viceprimera ministra, Joan Burton, no llegarán a la mayoría absoluta y tampoco serán capaces de pactar con los partidos minoritarios y candidatos independientes.
Para un observador externo, resulta extraño que la ciudadanía vaya a dar la espalda a un Gobierno que ha logrado que su producto interior bruto (PIB) creciera durante el pasado año muy por encima de la media de la zona euro y de la mayoría del resto de socios comunitarios, según reconoce el economista David McNamara, de la firma Davy Stockbrokers.
El Banco Central Irlandés (ICB) también ha confirmado que la economía atraviesa un periodo de expansión "excepcional" y estima que el PIB creció un 6,6 % en 2015, mientras que para 2016 y 2017 lo sitúa en el 4,8 % y el 4,4 %, respectivamente.
Estos números contrastan por ejemplo, con las modestas previsiones de crecimiento del PIB del 1,7 % y del 1,9 % para la zona euro en 2016 y 2017, respectivamente, y del 1,9 % y del 2 % para los Veintiocho durante ese mismo periodo.
"Con cifras como esas en la mano, los candidatos han adoptado durante la campaña electoral la 'política de Santa Claus', prometiendo bajadas de los impuestos y un aumento del gasto público para aliviar los estragos causados por la austeridad, sobre todo entre la clase obrera y media", explica McNamara.
Kenny ha insistido en que un relevo en el poder o el inicio de un periodo de incertidumbre provocado por la imposibilidad de formar Gobierno por la disgregación del voto, que podría incluso obligar a celebrar unas nuevas elecciones en seis meses, "favorecería la fuga de capitales".
El "Taoiseach" (primer ministro) también teme que en ese escenario se frene en seco la creación de empleo, después de que el ICB haya estimado que el paro podría situarse este año en torno al 8,2 % y en el 7,4 % en 2017, lejos ya del 15 % alcanzado a principio de 2012.
Asimismo, el Banco Central prevé que los salarios podrían subir un 2,5 % tanto este año como el siguiente, lo que aumentaría la renta disponible de las familias y fortalecería el consumo interno.
Por supuesto, apunta el experto, las promesas electorales no llegarán a cumplirse si los pronósticos fallan y, en este sentido, la buena salud de una economía tan globalizada como la irlandesa depende tanto de la capacidad de sus gobernantes como de la coyuntura internacional.
Las exportaciones irlandesas, uno de los motores económicos, podrían verse perjudicadas si la UE experimentase una desaceleración en su crecimiento o entrase en recesión.
Durante los últimos años, la balanza comercial de Irlanda logró aumentar significativamente su superávit gracias, entre otros factores, a la competitividad de sus exportaciones y a la debilidad del euro frente a la libra británica y el dólar estadounidense, sus principales socios comerciales fuera de las fronteras comunitarias y dos de las economías que mejor han capeado la crisis internacional.
No obstante, los expertos advierten de que la moneda del Reino Unido podría comenzar a perder fuerza respecto a la europea ante la posible salida de ese país de la UE, el llamado "Brexit", que provocaría cada año pérdidas de "miles de millones" de euros en la economía irlandesa y norirlandesa, según ha calculado un "think tank" de Dublín.
Existen algunas líneas rojas para todos los partidos políticos nacionales, como el mantenimiento del impuesto de sociedades en el 12,5 %, clave para atraer multinacionales a la isla, pero el cual es visto por sus socios europeos como un caso de competencia desleal.