Lisboa, 22 abr (.).- La aerolínea portuguesa TAP perdió 1.230,3 millones de euros en 2020 debido a la pandemia, muy por encima de los números rojos de 95,6 millones de 2019, con una enorme caída en los ingresos y los pasajeros.
En un comunicado remitido hoy a la Comisión del Mercado de Valores Mobiliarios (CMVM) lusa, la compañía señaló que el número de pasajeros se desplomó un 72,7 % tras cuatro años seguidos de aumentos, mientras que los ingresos procedentes de los billetes se redujeron un 70,9 %.
Los ingresos operativos cayeron un 67,9 %, hasta 1,060,2 millones, y los gastos también disminuyeron pero en una escala menor, un 37,7 %, hasta 2.024,9 millones.
Los costes de personal bajaron un 38,2 % por la reducción de la plantilla con la no renovación de contratos y las medidas implementadas por el Gobierno para permitir la suspensión temporal de contratos y la reducción de horarios por el coronavirus, como el llamado "lay-off".
La aerolínea, donde el 72,5 % del capital está en manos del Estado luso, contaba con más de 9.000 trabajadores en 2019 y cerró el pasado año con 8.106 empleados.
No obstante, la reducción de plantilla planeada va a ser mayor y está en marcha un programa voluntario de rescisiones por mutuo acuerdo, prejubilaciones, trabajo a tiempo parcial y excedencias sin plazo máximo, al que por ahora se han apuntado 791 trabajadores.
Además de esos empleados, es necesaria la salida de otros 400 o 500, según desveló esta semana el secretario de Estado Adjunto y de Comunicaciones portugués, Hugo Santos Mendes.
TAP cerró 2020 con una flota operativa de 96 aviones, 9 menos que el año anterior.
La compañía entregó en diciembre a Bruselas su plan de reestructuración, después de que el Estado apoyase una inyección de 1.200 millones de euros.
"En esta fecha, se aguarda la conclusión de las negociaciones en curso con la Comisión Europea para la aprobación del plan de reestructuración, que deberán finalizar en breve", explicó la compañía.
El plan es una contrapartida del acuerdo alcanzado entre el Gobierno luso y los accionistas privados para aumentar la presencia estatal y reforzar su capital.
Actualmente, el Estado luso posee el 72,5 % del capital, después de aumentar su presencia ante el fuerte impacto sufrido por la pandemia -antes tenía el 50 %-, en tanto que el empresario luso Humberto Pedrosa posee el 22,5 % y trabajadores de la empresa el 5 % restante.