París, 27 jun (EFE).- La crisis del sistema bancario español y la crisis de la deuda griega son los platos de consistencia de la cena de trabajo que celebran esta noche el presidente francés, François Hollande, con la canciller alemana, Angela Merkel, en preparación de la cumbre europea del jueves y el viernes.
Además de las medidas de urgencia para abordar esas dos crisis, Hollande y Merkel tienen previsto poner encima de la mesa "su visión común de una hoja de ruta a medio plazo" para Europa, según los organizadores del encuentro, que han insistido en que "no hay ninguna tensión entre ellos".
Una forma de negar el efecto que han tenido las declaraciones cruzadas de los dos mandatarios, y sus posturas claramente divergentes sobre puntos fundamentales como la forma de llevar a cabo el rescate de la banca española o los problemas de la deuda.
París considera que sobre el primer punto lo que hay que hacer es "cortar los vínculos entre la crisis bancaria y la crisis de la deuda soberana", en particular en el caso español y para ello apuesta por "recapitalizar de forma directa los bancos".
Eso significaría un control común con reglas y un supervisor únicos con capacidad para intervenir, y con un mecanismo de garantía de depósitos europeo y a juicio de los franceses "se puede hacer en las próximas semanas, en los próximos meses".
Sobre la deuda, el objetivo de Francia es "un avance integrado" que combine una "resolución de las urgencias" con "un mensaje a medio y largo plazo".
Aunque en París en la mente de todos está la idea de los eurobonos, que no dejaba de salir de la boca de Hollande durante la campaña para su elección el 6 de mayo e incluso en las primeras semanas de su mandato, ahora cada vez se elude más ante las repetidas señales de Merkel, que ayer advirtió de que no los aceptará nunca.
Berlín, por su parte, exige para ceder en esos puntos cesiones de soberanía en las instancias europeas en materia financiera, presupuestaria y política y sobre todo el cumplimiento de las reglas de rigor, el conocido como pacto fiscal.
Frente a eso, Hollande se esfuerza en presentar como una victoria propia las llamadas "medidas de efecto rápido" en favor del crecimiento económico presentadas el viernes pasado en la mini-cumbre con Merkel y con los jefes de Gobierno de España, Mariano Rajoy, e Italia, Mario Monti.
Se trata de inyectar unos 130.000 millones de euros, equivalentes del 1 % del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE en proyectos ya identificados y económicamente pertinentes (como redes de transporte europeas) pero sin financiación, una idea sobre la que "se ha forjado un consenso" y que ahora los franceses esperan que se formalice en el Consejo Europeo.
El presidente francés, que avanza la denominación de "pacto de crecimiento", también pretende amplificar ese movimiento fijando una dirección para las perspectivas financieras comunitarias para el periodo 2014-2020.
En la misma línea de actuación están la tasa de las transacciones financieras -que a falta de unanimidad podría adoptarse con el mecanismo de cooperaciones reforzadas- y una reorientación de las políticas europeas, por ejemplo favoreciendo la implantación de la producción en los países de la UE.
Antes de la cena de hoy en el Elíseo, ayer se dieron cita en París para preparar el terreno de la cumbre los ministros de Finanzas de Alemania, Francia, Italia y España, los mismos países que habían participado en la mini-cumbre del pasado viernes.
Hollande y Merkel harán una breve declaración de intenciones al inicio de su entrevista, hacia las 19.15 locales (17.15 GMT) y no han previsto comparecer ante los periodistas antes de separarse. EFE