Lara Malvesí
Nueva York, 7 abr (EFE).- A Wall Street le empieza a pesar y mucho la creciente distancia entre un dólar a la baja y un yen por las nubes.
Hay que remontarse a 2014 para encontrar una depreciación del billete verde ante la moneda nipona de tal calibre.
A los operadores les preocupa no solo el impacto en las exportaciones de las empresas japonesas, sino también las implicaciones para el crecimiento mundial de una economía vital para tirar del carro global.
Y lo peor, las autoridades japonesas, incluidas las bancarias, han hecho lo imposible para alentar el crecimiento. Así que, ¿significa esto que los bancos centrales ya no pueden controlar con estímulos o contra estímulos el rumbo de su economía?.
Ya lo adelantó el gurú de la bolsa neoyorquina y analista de UBS (SIX:UBSN) Art Cashin que la situación actual podía terminar en guerra de divisas. Esperemos que se quede en conflicto diplomático.
Las autoridades niponas podrían tomar en las próximas semanas nuevas decisiones, pero también la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), que ven cómo sus divisas se distancian del yen.
Mientras el BCE aprobó hace apenas semanas estímulos sin precedentes desde que arrancó la crisis en la eurozona, en EE.UU. los analistas esperan que la Fed no se decida a subir de nuevo los tipos de interés hasta al menos el mes de junio.
Así, este jueves de una semana marcada por la irregularidad en el parqué neoyorquino, Wall Street cerró con fuertes pérdidas y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, cayó un 0,98 % y terminó en 17.541,96 unidades.
El selectivo S&P 500 restó un 1,20 % hasta 2.041,91 enteros y el índice compuesto del mercado Nasdaq perdió un 1,47 % para quedar en 4.848,37 unidades.
Los mercados de Nueva York se sumaron a la oleada de ventas al otro lado del Atlántico, donde las principales bolsas europeas cerraron también con pérdidas: Milán cayó un 2,45 %, Madrid un 1,26 %, Fráncfort un 0,98 %, París un 0,9 % y Londres un 0,4 %.
En segundo plano quedó una nueva bajada del precio del crudo y un dato mejor de lo esperado sobre la salud del mercado laboral en Estados Unidos, donde las solicitudes semanales del subsidio por desempleo bajaron en 9.000 la semana pasada y quedaron en 267.000.