Madrid, 4 nov (.).- La industria alimentaria española considera que el Real Decreto de Envases y Residuos en el que trabaja el Gobierno contiene varias exigencias "inasumibles" para el sector, como la de financiar el coste de gestionar los embalajes abandonados en la naturaleza o de limpiar las calles.
Así lo ha trasladado este jueves la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) a la subdirectora general de Economía Circular del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Margarita Ruiz, en un acto en el que también han estado presentes otros responsables del sector.
La patronal ha informado en un comunicado de que el texto -el plazo de alegaciones expiró la semana pasada- plantea "un cambio de modelo" que pone en riesgo "la competitividad del sector" frente a otros países debido a que las medidas son "de difícil aplicación" y van "más allá" de la directiva europea.
"Las empresas han dirigido sus inversiones a los objetivos y medidas marcados por las directivas comunitarias y el Real Decreto va más allá, alejándose de las tendencias en circularidad que se planteaban, lo cual podría suponer una distorsión del libre mercado, además de poner en riesgo la viabilidad de las compañías", ha defendido la responsable de Sostenibilidad de FIAB, Paloma Sánchez Pello.
En su opinión, España sí necesita "una mejora de los sistemas de gestión, pero sin echar por la borda lo que ya se ha conseguido".
Como ejemplo ha recordado los avances del país en reciclaje, mientras que la legislación se centra más en la sustitución de algunos materiales -como el plástico- por otros o en la reutilización de envases.
La patronal ha instado a la Administración a establecer un diálogo con los sectores afectados para pactar cómo conseguir las metas marcadas "de manera conjunta y bajo criterios de eficacia".
En este sentido, ha incidido en encontrar soluciones sostenibles "que no hagan perder competitividad a las empresas".
Durante el encuentro institucional se ha transmitido el "compromiso con el medioambiente" de la industria alimentaria en favor de un modelo de economía circular para mejorar "el uso, reutilización y reciclado de los envases, prevenir el abandono de residuos en el medio e impulsar el mercado de materias primas secundarias con objeto de volver a reintroducirlas en nuevos productos".