Lisboa, 5 jul (EFE).- Portugal registró hoy durante las primeras horas de la sesión un significativo alivio de la presión sobre su deuda soberana, mientras el país continúa pendiente de cómo se resuelve la crisis de Gobierno abierta desde el martes.
El primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, se mostró ayer confiado en que las negociaciones con su socio de Gobierno llegarán a buen puerto, aunque falta concretar la "fórmula" que permita superar sus divergencias y regresar al consenso.
Además de este mensaje de tranquilidad, los mercados recibieron con optimismo las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, quien anunció que los tipos de interés se mantendrán igual o incluso más bajos (actualmente se encuentran en el 0,5 %) en los próximos tiempos.
Todo ello contribuyó al descenso de las tasas que penalizan la deuda lusa, en línea con lo ocurrido en otros países europeos, que vivían hoy una jornada más tranquila que las precedentes.
A diez años, el plazo utilizado habitualmente como referencia, las obligaciones portuguesas bajaban dos décimas, hasta situarse ligeramente por debajo de la barrera del 7 %.
En el mercado secundario -donde se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública- estas mismas obligaciones llegaron a cotizar al 8,1 % el pasado miércoles, en el mayor momento de tensión de todo el año para la deuda lusa, lo que contrasta con el 5,5 % al que se situaban a principios de mayo.
También a cinco y dos años la rentabilidad exigida por los inversores bajaba cerca de dos décimas, hasta el 6,4 y el 5 %, respectivamente, después de marcar esta semana nuevos máximos del 2013, al superar el 7 y el 5,4 %.
Las tasas de la deuda lusa en el mercado secundario son utilizadas por los analistas e inversores como un indicador de cara a su regreso a los mercados, previsto para el 2014.
Portugal dejó de emitir obligaciones con un vencimiento superior a dos años en el momento que pidió el rescate financiero de la UE y el Fondo Monetario Internacional, en abril de 2011, aunque en 2013 ya ha realizado dos emisiones de este tipo para comprobar la reacción de los inversores.
Las autoridades lusas solicitaron la ayuda internacional debido precisamente a la subida desbocada de los intereses que penalizaba su deuda, lo que encarecía su acceso a financiación.
La UE y el FMI acordaron concederle un préstamo de 78.000 millones de euros a un interés menor que el que habría conseguido de acudir a los mercados, aunque a cambio le exigieron el cumplimiento de un amplio programa de ajustes y reformas dirigido a garantizar la sostenibilidad de sus cuentas públicas.
Pese al contexto de incertidumbre política que vive el país, se espera una nueva visita de los técnicos de los organismos internacionales para el próximo 15 de julio, y que tendrá la reforma del Estado en el centro de su agenda. EFE