Lisboa, 27 abr (EFE).- La presión que ejercen los mercados sobre Portugal ha remitido de forma notable durante los últimos tres meses, y los intereses que penalizan su deuda han caído en más de un tercio desde enero, cuando alcanzaron su máximo histórico.
Las obligaciones lusas a diez años, plazo utilizado habitualmente como referencia, se situaron hoy por debajo del 11 por ciento en el mercado secundario -donde se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública-, algo que no hacían desde septiembre de 2011.
La penalización de esta deuda es seis puntos inferior a la tasa alcanzada hace tres meses, lo que equivale a una caída del 35 por ciento.
Mayor aún fue el descenso registrado en el caso de los títulos a cinco años, por los que hoy los inversores exigían una rentabilidad del 12,27 por ciento.
De esta forma, el interés pagado se contrajo a casi la mitad desde el pasado mes de enero, cuando llegó a sobrepasar el 22 por ciento.
Las obligaciones lusas a dos años fueron, sin embargo, las que acumularon el mayor desplome, al pasar del 21 por ciento al actual 8,86 por ciento en apenas tres meses.
La tendencia a la baja exhibida por los títulos portugueses en el mercado secundario no se vio alterada por la decisión de Standard & Poor's de recortar en dos escalones la nota del país vecino, España, desde "A" hasta "BBB+", anunciada ayer.
Los mercados parecen ahora centrar sus dudas en España e Italia, con su deuda a diez años próxima del 6 por ciento.
Pese a la disminución de los intereses, los expertos consideran que la penalización sobre las obligaciones portuguesas sigue siendo muy elevada.
La deuda alemana a diez años cotiza de hecho, en el entorno del 1,7 por ciento.
Precisamente los elevados intereses en el mercado secundario son uno de los motivos que esgrimen agencias de calificación y analistas para cuestionar que Portugal pueda volver a emitir deuda con un vencimiento superior a dos años (es decir, a largo plazo) a partir del segundo semestre de 2013, como está previsto.
El rescate concedido al país por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), concretado a través de un préstamo de 78.000 millones de euros, es suficiente para cubrir sus necesidades financieras a largo plazo hasta entonces.
El Gobierno luso insiste, por su parte, en que lograrlo es factible y rechaza la posibilidad de que necesite un segundo programa de ayuda.
Aun así, el Ejecutivo portugués ha precisado en varias ocasiones que si no logra subastar sus obligaciones a intereses razonables por la elevada presión del mercado debido a "motivos externos" -derivados de la crisis de la deuda soberana en toda la UE-, sus socios europeos ya se comprometieron a seguir apoyando a Portugal siempre que ejecute los ajustes y las reformas pactadas. EFE