Lisboa, 23 jul (EFE).- La rentabilidad exigida por los inversores para comprar deuda soberana de Portugal, utilizado como un indicador de la confianza que despierta el país, se mantiene en torno al 3,7 % en el caso de sus títulos a diez años.
La tasa de interés a la que cotizan las obligaciones lusas en el mercado secundario -en el que se compran y venden los bonos adquiridos en subasta pública- continúa de esta forma en los mismos niveles que la semana pasada a pesar de la crisis en el Grupo Espírito Santo.
La previsión de que varias empresas pertenecientes a este conglomerado empresarial propiedad de la familia Espírito Santo -una de las más ricas e influyentes del país- se declaren en insolvencia supone un riesgo para Portugal y su economía debido a la envergadura del grupo, como reconocieron recientemente miembros del Gobierno luso.
En su seno, de hecho, también figura el Banco Espírito Santo (BES), la principal entidad financiera lusa a nivel activos y donde el "holding" cuenta con una participación del 20,1 %, lo que le convierte en su máximo accionista.
El BES se verá directamente afectado por estas insolvencias debido a que concedió créditos a otras empresas del grupo, aunque sus responsables limitaron esta exposición a 1.180 millones de euros y garantizaron que cuentan con un "colchón" financiero de 2.100 millones de euros para hacer frente a este tipo de incidencias.
Las dudas generadas entre los inversores por las turbulencias que atraviesa este conglomerado empresarial y sus efectos en el país elevaron la presión sobre la deuda lusa a diez años, que llegó a subir por encima del 4 % el pasado día 10 de julio.
Los analistas siguen pendientes de la evolución de estos intereses, ya que aunque Lisboa cerró con éxito su rescate financiero en mayo, depende de colocar sus títulos a tasas sostenibles para no necesitar nuevamente de ayuda.
A cinco años, la rentabilidad exigida por los inversores se situaba hoy en el 2,4 %, y a dos años alcanzaba el 0,93 %, sin apenas cambios respecto a la semana pasada.