Lisboa, 10 mar (EFE).- La rentabilidad exigida por los inversores para comprar deuda portuguesa volvió a caer con fuerza en las últimas sesiones y hoy sus títulos a diez años cotizaban ya entorno al 4,5 %.
En comparación con los datos de hace una semana, la tasa de interés que penaliza las obligaciones lusas a este plazo reculó más de tres décimas y bate de esta forma nuevos mínimos desde mayo de 2010, un año antes de que el país solicitase el rescate financiero de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Este alivio de la presión en el mercado secundario -donde se compran y venden títulos adquiridos en el pasado en subasta pública- es una señal más de que la confianza entre los inversores sobre Portugal evoluciona al alza.
Las tasas de hoy reflejan una caída pronunciada respecto a hace justo doce meses, cuando la deuda lusa a diez años cotizaba todavía al 6 %.
Sin embargo, la prima de riesgo -es decir, la diferencia respecto al bono alemán- ronda los 300 puntos básicos.
A cinco años, estos títulos se intercambiaban hoy al 3,4 % y a dos años lo hacían al 1,6 %.
Portugal observa con atención los intereses exigidos a cambio de su deuda a largo plazo debido a que se encuentra ya en la recta final de su programa de asistencia financiera, que prevé cerrar a mediados de mayo.
Actualmente, el país se debate entre dejar atrás el rescate sin más ayuda -lo que se conoce como una salida "limpia"- o solicitar a la UE una especie de línea de crédito preventiva que le permita reducir los riesgos durante su regreso a los mercados de largo plazo.
Este regreso implica que el Tesoro luso vuelva a emitir obligaciones de forma regular y debe ser capaz de colocarlas a cambio de tasas sostenibles para garantizar su independencia financiera.
La decisión sobre qué opción escoger será tomada por el Gobierno portugués del primer ministro Pedro Passos Coelho en las próximas semanas, y en ella juega un papel fundamental la penalización a la que cotizan sus títulos.
El ejemplo a seguir según el Ejecutivo luso es Irlanda, que optó por una salida "limpia" con sus obligaciones a diez años en el entorno del 3,5 %.