Lisboa, 19 may (EFE).- En el primer día de sesión tras la salida oficial de Portugal de su programa de asistencia financiera, la presión de los inversores sobre la deuda lusa se relajaba en todos los plazos.
En el mercado secundario, donde se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública, las obligaciones portuguesas a diez años cotizaban hoy al 3,7 % de interés, todavía ligeramente por encima de las tasas de España e Italia (en torno al 3 %), pero mejor que las que presenta Grecia (6,7 %).
A este plazo, utilizado como referencia por los analistas, Portugal ha visto bajar sensiblemente los intereses desde principios de 2012, cuando llegaron a dispararse hasta el 17 %, reflejo de la mejora de la confianza de los inversores en el futuro del país.
Ahora, Lisboa recupera su autonomía financiera y dejará de contar con ayuda de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que le obligará a regresar al mercado de deuda a largo plazo -con vencimiento superior a dos años-, en el que confía en ser capaz de colocar sus títulos a cambio de tasas sostenibles.
El Gobierno luso decidió afrontar este regreso sin recurrir al apoyo de sus socios comunitarios -concretado a través de una línea de crédito preventiva- y siguió así los pasos de Dublín, que también salió de forma "limpia" de su rescate en diciembre de 2013.
A dos años, los títulos lusos se intercambiaban hoy al 1,3 % de interés, y por sus obligaciones a cinco años se pagaba el 2,6 %, lejos de las tasas superiores al 20 % a las que llegaron a cotizar en el peor momento de la crisis.