Andrés Sánchez Braun
Seúl, 31 oct (.).- Samsung Electronics (KS:005930) aumentó su beneficio neto en un 245 por ciento en el tercer trimestre gracias nuevamente a su rama de chips, la cual prevé que siga sosteniendo su rendimiento récord ante la fortísima demanda actual del mercado.
El beneficio neto del gigante surcoreano de la electrónica en el tercer trimestre sumó 11,1 billones de wones (unos 8.493 millones de euros) en julio-septiembre.
Y tal y como había adelantado en su previsión del pasado 13 de octubre, el beneficio operativo y la facturación de la empresa -que no publica datos acumulados- alcanzaron cifras récord.
La ganancia operativa fue de 14,53 billones de wones (11.118 millones de euros), un 179 por ciento interanual más, mientras que sus ingresos por venta alcanzaron los 62 billones de wones (47.441 millones de euros), un 29,7 por ciento más que hace un año.
La rama de semiconductores volvió a ser la gran responsable de los buenos números de Samsung, como ya sucedió en el primer y segundo trimestre (en los que cosechó un beneficio neto de unos 5.905 y 8.455 millones de euros, respectivamente).
El "boom" de los servicios en la nube y el persistente crecimiento del mercado de móviles de alta gama ha disparado los pedidos -y precios- de las memorias de última generación en un momento en el que prácticamente solo Samsung (mayor fabricante mundial de chips) es capaz de satisfacer la demanda.
La empresa se encargó de recordarlo hoy al comunicar que su gasto de capital fijo para la división de semiconductores sumará en todo 2017 unos 29,5 billones de wones (22.677 millones de euros), de los cuales 7,2 billones (5.534 millones de euros) se han inyectado en el tercer trimestre.
Toda esta inversión va destinada a hacer frente a la pujante demanda de memorias V-NAND y DRAM en sus plantas de Hwaseong o Pyeongtaek, que cuenta con la mayor línea de producción del mundo, y trata de lanzar un mensaje tranquilizador ante el descabezamiento que ha venido sufriendo la cúpula de la empresa.
El último episodio en este terreno acaeció hace algo más de dos semanas, cuando el consejero delegado y vicepresidente de Samsung, Kwon Oh-hyun, anunció que dejaría el cargo en marzo de 2018.
Además de presidir también la rama de chips, Kwon ha sido el verdadero timón de la compañía desde febrero a raíz de que el heredero de todo el imperio Samsung, Lee Jae-yong, fuera detenido y condenado a cinco años de cárcel por su rol en el caso de corrupción de la "Rasputina".
A su vez, antes de ser arrestado, Lee Jae-yong ya había tenido que tomar las riendas de la empresa desde que en 2014 un infarto dejara a su padre, que aún hoy es presidente de Samsung Electronics, postrado en cama y totalmente inhabilitado.
Esto ha puesto en duda la longevidad que pueda tener el liderazgo global del que disfruta ahora la compañía, un éxito cimentado a partir de unos planes de inversión escrupulosamente supervisados por gente como Kwon y la familia Lee.
En otro gesto destinado a tranquilizar a los inversores -a los que hoy se les informó de que se les duplicará el dividendo para el periodo 2018-2020- Samsung procedió a renovar la presidencia de sus tres ramas de negocio para esta era que se le avecina.
El nombramiento más destacable es el de Kim Ki-nam, figura con una larga trayectoria en la división de semiconductores de Samsung, la cual pasa a encabezar en sustitución de Kwon.
Para la rama de teléfonos, que ha cosechado buenos números en julio-septiembre (aunque lejos aún de sus mejores tiempos), se ha optado por Koh Dong-jin, que jugó un rol importante en la concepción de la gama Galaxy y que fue uno de los principales encargados de gestionar el sangrante fiasco de los teléfonos Galaxy Note 7.
Junto a Kim Hyun-suk, nuevo presidente del área de electrónica de consumo, los tres son responsables de mantener el sólido rumbo de Samsung, que por lo pronto prevé buenas cifras de negocio para el cuarto trimestre gracias, una vez más, a su incontestable dominio en el mercado mundial de chips de memoria.