Martí Puig i Leonardi
Barcelona, 1 jun (.).- Entre el clic con el que compramos y el momento en el que el paquete sale de la nave logística no deben pasar más de dos horas: con ese objetivo van y vienen 6.000 robots ('drives', en el argot de Amazon (NASDAQ:AMZN)) y a su son bailan unos 3.000 empleados humanos (asociados, según la misma jerga), preparados para pasar ocho horas a toda pastilla.
Así es por dentro el centro de Amazon en El Prat de Llobregat (Barcelona), situado en una posición estratégica, a pocos kilómetros del Aeropuerto y del Puerto de Barcelona y con rápida conexión con la Ronda Litoral y la Gran Via: aquí se gestionan más de 1 millón de productos durante las 24 horas del día.
En una superficie neta de 63.000 metros cuadrados (la parcela entera ocupa 200.000), divididos en tres plantas, este es el centro logístico más grande de España con el que cuenta el gigante del comercio electrónico.
18.000 EMPLEADOS, 7.000 EN CATALUÑA
Amazon cuenta con una cuarentena de centros de trabajo en España, si bien solo 9 son de 'primera milla', entre ellos el de El Prat, que es con diferencia el de mayor tamaño: aquí se reciben y almacenan los productos de los fabricantes y se envían luego a otras plantas para la entrega al cliente.
La multinacional norteamericana emplea a 18.000 personas en España, 14.000 dedicadas a operaciones logísticas. De este total, 7.000 trabajan en Cataluña, 3.000 de ellas en el centro de El Prat. El objetivo es alcanzar una plantilla de 25.000 personas en 2025.
Con todo, Amazon no se encarga de la entrega a domicilio, una tarea -la de la 'última milla'- que deja en manos de grandes firmas como Seur, UPS (NYSE:UPS) o DHL, de empresas de menor tamaño o de autónomos. Desde la firma aseguran no saber cuantificar cuantos repartidores trabajan de forma indirecta para Amazon.
Según datos de la empresa, el 38 % de la plantilla es menor de 30 años, el porcentaje de mujeres se sitúa en el 36 % y los trabajadores proceden de 100 países distintos (65 en el caso de El Prat): la primera nacionalidad es la española y la segunda la venezolana.
El salario base se sitúa en 1.700 euros mensuales brutos (en 14 pagas), si bien no existe un convenio de empresa y se toma como base el sectorial según provincia.
Desde Amazon afirman que la reforma laboral no le ha generado un gran impacto, porque desde 2020 ha optado por abandonar progresivamente las empresas de trabajo temporal y comenzó a sumar fijos-discontinuos: en el pico de máxima demanda, hasta el 13 % de la plantilla llegaba a ser temporal.
También aseguran mantener una "relación constante" con los 15 comités de empresa constituidos en España, algo que subrayan después de que ONG como Amnistía Internacional hayan acusado a la empresa de lanzar "campañas antisindicales" en Estados Unidos.
ENTRE 'DRIVERS' Y 'ASOCIADOS'
La planta de El Prat tiene dos funciones principales, que son almacenar lo recibido y preparar productos para los envíos, y a ello se dedican durante 24 horas 6.000 robots ('drivers') y 3.000 humanos ('asociados').
Los 'drivers' se asemejan a esos robots que limpian suelos, pero se mueven a mayor velocidad, pesan bastante más (135 kilos cada uno) y pueden mover las 53.000 estanterías del centro con hasta 1.500 kilos de productos cada una.
Se trata de máquinas autónomas: mediante cámaras y sensores evitan chocar unas contra otras... aunque no siempre lo logran. En el momento de la visita había unos 700 robots activos, supervisados por cuatro técnicos humanos.
Junio no es la época de mayor demanda y ahora se gestionan 25.000 paquetes por hora; la actividad en fechas señaladas puede ascender hasta los 60.000 paquetes por hora.
Los 'drivers' se encargan de acercar las estanterías hasta los humanos, quienes se encargan de tareas como almacenar los productos, repartirlos en cajas -de máximo 15 kilos cada una- y, en última instancia, empaquetarlos.
Son acciones que los trabajadores completan en pocos segundos: en determinadas áreas incluso hay cronómetros que indican cuánto tarda el empleado en colocar el objeto donde corresponde, aunque la empresa asegura que no usa esa información para premiar o castigar a la plantilla.
En medio del ajetreo, ocho grandes pantallas analizan cómo está rindiendo la planta mediante vídeos transmitidos en directo, gráficos de colores y tablas que lo supervisan todo: una de ellas señala que entre 7 y 9 personas deben clasificar 300 productos por hora, una carga de trabajo preestablecida por un algoritmo.
"WORK HARD, HAVE FUN, MAKE HISTORY"
Los responsables de Amazon afirman que los trabajadores van variando de función, incluso en un mismo día. Ello, argumentan, ayuda a no repetir siempre los mismos movimientos y a minimizar así lesiones. Un rápido vistazo a la actividad física que requiere este trabajo, en cualquier caso, ayuda a explicar la juventud de la plantilla.
Todo lo anterior se adereza con un ruido ensordecedor -se facilitan tapones para los oídos- y una cultura corporativa que a priori busca la complicidad del empleado.
En la entrada, un mensaje en inglés afirma que hacer historia está al alcance de la mano: "Work hard, have fun, make history" (Trabaja duro, diviértete, haz historia".
Las paredes de las salas de reuniones repiten "principios de liderazgo" como "insistir en los más altos estándares" u "obsesión por el cliente". En los pasillos hay carteles que anuncian una fiesta de verano exclusiva para los trabajadores. Y ante los urinarios una paleta de colores te anima a revisar el color de la orina para asegurarte de que estás bien hidratado.
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