Madrid, 23 nov (.).- Los principales retos que tiene la transición energética en Brasil, aunque también las principales oportunidades para la inversión, son la diversificación de la matriz energética renovable, mayoritariamente hidráulica, y la necesidad de robustecer las redes de transporte y distribución eléctricas.
Así lo han indicado este martes representantes de compañías energéticas en el país durante un panel del Foro Latíbex, espacio de debate de inversores y empresas que cotizan en el este mercado en euros para compañías latinoamericanas.
El director general de Naturgy (MC:NTGY) en LATAM, Antonio Gallart, ha dicho que las inversiones que Irena, la Agencia Internacional de las Energías Renovables, considera necesarias para la transición energética en Latinoamérica y Caribe son cuantiosas, más de 100.000 millones de dólares (unos 89.000 millones de euros) anuales al año hasta 2050, de los que la mitad serían para redes.
Ha señalado que para que se concrete ese volumen de inversión es importante la calidad de la política energética y el marco regulatorio de cada país, al tiempo que ha destacado la oportunidad que se abre para el gas natural para apoyar con generación de respaldo a las renovables.
Gallart ha afirmado que el gas natural será necesario para cubrir la demanda eléctrica, así como las variaciones en el patrón de lluvias en la región, aprovechando las infraestructuras existentes para incorporar gases renovables al sistema, sin los cuales la descarbonización no va a ser posible.
Ha recordado que Naturgy tiene una cartera de 4.000 millones de euros en proyectos de biometano e hidrógeno.
Antonio Carlos Vélez, director de Relación con Inversores de la Compañía Energética de Minas Gerais (Cemig), ha recordado que la matriz eléctrica brasileña es muy baja en carbono por la abundancia de energía hidráulica, por cada vez se van a ir construyendo menos presas por su impacto ambiental.
Las tecnologías eólicas y solar se han mostrado cada vez más competitivas en términos de precios y tienen un impacto ambiental menor, ha dicho Vélez, que ha señalado también que la energía solar supondrá en 2050 el 32 % de la matriz energética brasileña.
El director financiero de EDP (LS:EDP) Energías do Brasil, Henrique Freire, ha señalado que los desafíos de Brasil son muy distintos de otros mercados, pues tiene una matriz eléctrica muy verde, aunque tiene pendiente la diversificación de fuentes renovables, pues la hidráulica es la que predomina.
Otro de los desafíos ha dicho que es la seguridad y fortaleza del suministro de energía, para lo que uno de los objetivos tiene que ser el crecimiento en redes de transporte y distribución, donde el crecimiento previsto es del 3 % al año en los próximos diez años.
Ha recordado también que la hidráulica que se ha hecho en los últimos años en el país ha sido de menos embalses y más dependiente de la lluvia de cada año, lo que genera un gran problema de volatilidad.
Ha alabado el modelo regulatorio de Brasil, que ha dicho que es relativamente estable, basándose la remuneración a las compañías en los activos eléctricos, con un 'gap' regulatorio del 7 %.
El director de Relaciones con Inversores de Neoenergía, Renato Rocha, ha destacado la necesidad de invertir en redes de distribución en Brasil y ha apuntado que otro de los desafíos a los que se enfrenta el país y Latinoamérica es la reducción de las precipitaciones, que puede llegar al 30 % a mitad de siglo, mientras la demanda eléctrica sigue creciendo.
Todos los participantes se han referido a la importancia de la seguridad jurídica para llevar a buen término la transición energética en Latinoamérica.
Gallart ha insistido en la importancia que el marco regulatorio de los países sea de calidad y que los cambios respeten la seguridad jurídica y el equilibrio en los contratos, mientras que Vélez ha señalado que, aunque el marco regulatorio brasileño precisa de ajustes, allí se han preservado los derechos del sector y se han hecho compensaciones a medio plazo a las compañías cuando ha habido cambios.
Freire ha dicho que Brasil tiene una situación estable, con un marco regulatorio de 20 años que se ha ajustado, y que la base para invertir en Brasil es muy buena, mientras que Rocha ha señalado que Brasil es reconocida en el mundo por su seguridad jurídica, pero no ocurre lo mismo en toda Lationamérica.