Javier Aja
Dublín, 16 oct (EFE).- La tríada de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI inició hoy la última revisión del rescate irlandés antes de que el Gobierno de Dublín presente en diciembre los presupuestos para 2013, unas cuentas consideradas clave para la marcha de su programa de ayuda.
Durante los próximos nueve días, la troika mantendrá encuentros con los ministros de Finanzas y de Gasto Público, Michael Noonan y Brandan Howlin, respectivamente, y sus colaboradores para evaluar el cumplimiento de los objetivos marcados en el rescate de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuantificado en 85.000 millones de euros.
También determinarán en un nuevo memorándum de entendimiento, que se presentará el 25 de octubre, las líneas de la política económica que deberá seguir Dublín durante el siguiente trimestre y la primera parte de 2013.
En ese documento podrían verse ya algunas de las medidas que adoptará el Ejecutivo irlandés en los presupuestos generales del Estado para el próximo año para continuar cumpliendo con las condiciones de su programa de ayuda.
Hasta la fecha, la tríada ha certificado con buena nota los progresos efectuados, lo que debería permitir a Irlanda cerrar el año con un déficit público del 8,6 % del Producto Interior Bruto (PIB), o incluso menor, después de ejecutar un plan de ahorro valorado en 4.200 millones de euros.
Según la troika, el déficit irlandés deberá caer otro 0,5 % en 2013, hasta dejarlo en el 3 % en 2015, pero en vista de las modestas previsiones de crecimiento para el próximo año, el Gobierno podría verse obligado a introducir más medidas de austeridad.
Los inspectores quieren que Dublín ataje su déficit presupuestario, que continúa siendo uno de los más altos de la zona euro, manteniendo un control prudente de los gastos en sus ministerios, en especial, en el de Sanidad.
También volverán a poner sobre la mesa la reforma del sistema de bienestar social irlandés, que, en algunos casos, consideran demasiado generoso, como pueden ser los llamados "subsidios universales", las ayudas que se conceden a todos los ciudadanos independientemente de sus ingresos o situación económica.
Otra cuestión que la troika ha planteado en anteriores revisiones es la ampliación de la base fiscal irlandesa, lo que podría dejar el actual régimen fiscal sobre ingresos intacto, pero, a cambio, daría pie a la introducción de nuevos impuestos, por ejemplo, sobre la propiedad.
El Gobierno, por su parte, continuará presionando a la tríada para que la UE cumpla con el ofrecimiento de un nuevo pacto de reestructuración de la deuda bancaria de este país, que asciende a 64.000 millones de euros y es vista como un lastre para su política económica.
Los ministros de Finanzas de la zona euro dejaron el pasado julio la puerta abierta a que Irlanda renegocie las condiciones del rescate financiero que solicitó en noviembre de 2010 para cubrir el agujero de su sector bancario.
El Ejecutivo del conservador Enda Kenny lleva meses insistiendo en esta cuestión, ya que la recapitalización directa permitirá separar la deuda bancaria de la soberana, lo que tendrá un efecto positivo para cumplir con el objetivo de déficit marcado en su rescate.
En ese contexto ideal, Noonan y Howlin podrían tener más margen de maniobra para elaborar este diciembre unos presupuestos generales más digeribles para una ciudadanía que lleva dos años pagando de su bolsillo el precio del rescate.
Según los expertos, el asunto de la recapitalización directa de la banca parece haber dividido a la troika.
El responsable del departamento europeo del FMI, Reza Moghadamm, ha pedido a Europa que ayude a Irlanda cumpliendo con las promesas efectuadas por "los líderes europeos respecto a la mejora de la sostenibilidad de un programa (rescate) que funciona bien".
Durante la pasada cumbre del FMI en Tokio, algunas voces dentro de este organismo también llegaron a cuestionar la validez de las estrictas políticas de austeridad como único instrumento para salir de la crisis.
La recuperación, señalo entonces el FMI, pasa entre otras cosas por fomentar el crecimiento y las políticas acomodaticias y aplicar programas de ajuste "realistas" y "al ritmo adecuado", una referencia al impacto que las medidas de austeridad han tenido en España, Grecia, Portugal, Italia o Irlanda. EFE