Emilio Crespo
Lisboa, 18 abr (EFE).- Portugal aprobó hoy otra tanda de medidas de austeridad para ahorrar 1.300 millones de euros, cuya aplicación aún debe evaluar la troika y que no calmó la preocupación europea por la falta de consenso nacional en torno al rescate luso.
La misión de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que vino con urgencia a Lisboa el pasado lunes, ante la crisis presupuestaria desatada por un fallo del Tribunal Constitucional, partió hoy sin declarar cerrada su evaluación al programa del rescate, de la que depende la entrega de nuevos fondos a Portugal.
Los técnicos de la troika, que forman el FMI, la Comisión y el Banco Central europeos, dejaron la capital lusa después de que uno de los Consejos de Ministros más largos que se recuerdan en el país, aprobó, de madrugada, 800 millones de euros en recortes.
Un portavoz de la Comisión Europea dijo que Bruselas va a analizar esas medidas en profundidad y señaló que el consenso político en Portugal "sigue siendo un importante requisito para la ejecución de las reformas".
Pero el primer ministro luso Pedro Passos Coelho y la troika, compuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión y el Banco Central europeos, no llegaron a ningún entendimiento con el secretario general del Partido Socialista (PS), Antonio José Seguro, en las reuniones del miércoles.
La invitación al diálogo y el consenso formulada por el primer ministro al líder de la oposición fracasó, y en la hora y media que estuvieron reunidos por primera vez en varios meses, no "hubo nada nuevo" ni se acordaron más reuniones, informó Seguro, que reafirmó su total rechazo a las políticas de austeridad.
El PS, que defiende la renegociación de los compromisos del rescate financiero, reaccionó hoy con indignación, como el resto de la oposición de izquierda, al anuncio de más recortes.
Aunque no se han detallado, un portavoz del Ejecutivo informó de que los nuevos techos de gasto público afectarán a "todos" los servicios públicos y ministerios.
No serán, además, las únicas medidas de ahorro que agravaran la dura austeridad que, por tercer año consecutivo, sufren los 10,5 millones de portugueses.
Para rellenar el agujero presupuestario abierto el 5 de abril por el Constitucional, que anuló varios recortes de salarios, pensiones y subsidios, el Gobierno anunció, también sin detallar, ajustes con fondos europeos, proyectos público-privados y reformas del aparato del Estado.
Con esas medidas debe completar 500 millones más para equilibrar los presupuestos, y la troika, en el único y escueto comunicado de cinco líneas divulgado sobre su trabajo en Lisboa, advirtió hoy de que "las discusiones continuarán".
Los técnicos de los organismos que en mayo de 2011 concedieron a Portugal un rescate de 78.000 millones de euros señalaron que su objetivo es asegurar los plazos de ejecución previstos.
En tanto Portugal no tenga en marcha las nuevas medidas, con una rectificación de los presupuestos que debe aprobar en el Parlamento la mayoría absoluta conservadora, la correspondiente entrega de fondos del rescate, de 2.000 millones, está bloqueada.
Además de la troika, los ministros europeos de Economía y Finanzas deberán validar la marcha del proceso de ajustes luso en su reunión de mediados de mayo, de la que depende que Portugal consiga, como Irlanda, retrasar siete años los plazos de devolución del rescate.
Passos Coelho advirtió a Seguro de que Portugal no tiene margen ante sus acreedores para suavizar los ajustes ni rebasar el límite de 5,5 % de déficit que le han fijado este año.
Pero el PS, desalojado del poder en las elecciones anticipadas que siguieron en 2011 al rescate y de nuevo por delante de los conservadores en todas las encuestas, sostiene que Portugal nunca podrá pagar su deuda si la troika y el Ejecutivo no reconocen sus errores y sustituyen la austeridad por crecimiento. EFE
ecs/jj