Lima, 29 mar (.).- Con un creciente interés del público, más ayudas del Estado, el interés de las constructoras y nuevos productos financieros orientados hacia la vivienda verde, este tipo de construcción se consolida como el futuro ineludible del mercado inmobiliario peruano.
Así lo confirman a Efe tanto los consumidores finales como el resto de agentes de un sistema que ven cómo la construcción bajo parámetros sostenibles o que ofrezcan a futuro un menor impacto medioambiental ha cobrado fuerza en el país de manera exponencial.
"Para hacerte una idea, Perú es un país que recién está explorando esta área y por tanto tiene mucho para avanzar. Pero te digo que no es el futuro. Es el ahora. Cómo ejemplo, de los últimos siete proyectos que maneja nuestra empresa, los siete llevan algún tipo de certificado verde porque ese es el modelo de negocio que hay", indicaron a Efe Carlos Taboada y José Luis Alzamora, de la constructora Tale.
El incipiente "boom" de la vivienda verde se extiende tanto a la construcción privada como a la de protección oficial, con incentivos que provienen tanto del Estado con el denominado bono Mi Vivienda, que bonifica al ciudadano que adquiere una residencia certificada con parámetros de sostenibilidad, como de los agentes privados interesados en este mercado.
"Nuestro banco ya veía que buena parte de la población económicamente activa peruana es muy joven, 'milenial', en donde el tema ambiental está muy presente. Vimos también que se puede vincular con la vivienda y que hay certificaciones que ayudan a identificar proyectos que contribuyen a sostener el medio ambiente. Y se ataron cabos", reconoció a Efe Manuel Piñán, gerente de Negocio Inmobiliario del BBVA (MC:BBVA) Perú.
Según relató el banquero, pronto se desarrolló un modelo de negocio en donde se dio prioridad a desarrolladores inmobiliarios que buscaran obtener certificados "verdes" y obras con ahorros energéticos.
"En 2019 había no más de 4 o 5 proyectos en Lima que tenían el certificado EDGE (certificado de sustentabilidad ambiental emitido por el Banco Mundial), pero ya en 2020 más desarrolladores han mirado al sello verde como una oportunidad y ahora hay como diez proyectos en marcha. Tanto el cliente final como los constructores han empezado a tocarnos la puerta para este modelo de vivienda", indicó Piñán.
Tal es así que el banco planea lanzar en breve propuestas específicas para ayudar tanto a la construcción como la compra de vivienda certificada, que facilite también una reducción en el costo de la misma, que es hasta la fecha el principal freno para su expansión.
"No es el futuro, es el presente inmediato. La pandemia lo ha acelerado. Nosotros queremos aprovecharlo, claro, pues es además un proyecto que es bondadoso para todos: adquirir una vivienda es un objetivo trascendente para las familias, y que eso permita cuidar el medio ambiente y la convivencia, pues es algo que nos interesa", razonó Piñán.