La Paz, 8 abr (EFE).- Varios sindicatos bolivianos protagonizaron hoy marchas y disturbios, por tercer día consecutivo, y cercaron la plaza principal de La Paz, donde están los Palacios de Gobierno y del Legislativo, para exigir al presidente Evo Morales mejores salarios.
Mantienen las protestas, entre otros, los trabajadores de la salud, los maestros, los mineros y los empleados de universidades estatales, que hoy volvieron a detonar "cachorros" (pequeñas cargas de dinamita) y bloquearon vías de La Paz, afectando el transporte en horas pico.
La huelga general convocada por la Central Obrera Boliviana (COB), que lidera las manifestaciones y exige un aumento salarial general por encima del diez por ciento decretado por Morales para solo cuatro sectores clave, fue seguida en hospitales, escuelas y universidades del Estado.
Policías apostados a una calle del Palacio Quemado, sede de la Presidencia, dispersaron con gases lacrimógenos a los maestros y universitarios que se acercaron al lugar, como viene ocurriendo desde hace días.
Los manifestantes cantaron lemas contra Morales, que se niega a recibir en persona a los dirigentes de la COB, como piden los sindicalistas para negociar el aumento, pues dicen que no confían en los ministros.
"Ni dictaduras de ojotas (alpargatas) ni de botas", gritaron en referencia al origen campesino de Morales, que en el pasado lideró protestas similares.
A los policías les gritaron que les quedan dos caminos: "Unirse a su pueblo o ser pichicateros (narcos)", aludiendo al general René Sanabria, ex jefe antidrogas de Morales y luego director de una oficina de inteligencia del Gobierno, capturado por tráfico de cocaína en Panamá y juzgado en Estados Unidos.
Los sindicatos dicen que el aumento del diez por ciento es insuficiente porque la inflación pasó del once por ciento en los últimos doce meses, y agregan que es discriminatorio porque solo se aplica a militares, policías, educadores y trabajadores de la salud, dejando de lado a todos los demás trabajadores.
El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, ratificó que Morales no recibirá al líder máximo de la COB, el minero Pedro Montes, antes aliado del mandatario, porque cree que aprovecha el conflicto para promoverse en una campaña para ser reelegido el 1 de mayo en ese cargo.
"Hay que resistir esta prepotencia y abuso de los dirigentes", dijo Linera, y amenazó a los trabajadores de la salud con despidos si faltan seis días a su trabajo.
Además, amenazó a los maestros rurales con represalias de los campesinos.
Insistió Linera en que las protestas "no se justifican" y acusó a los dirigentes de la COB de "impostura" revolucionaria.
Montes replicó que la COB ha "dado la democracia" a Bolivia e impulsado los "cambios políticos" que llevaron a Morales a la Presidencia en 2006.
El dirigente minero Jaime Solares recordó a Linera que él también usó dinamita cuando era miembro de un grupo guerrillero.
El ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas comentó que la reacción de Morales y su gobierno ante las protestas sigue "el típico discurso de los dictadores (...) que pensaban que todo lo que estaban haciendo estaba bien".
Cárdenas lamentó que el gobierno, en vez de abrir espacios de negociación, produzca declaraciones hostiles que enojan más a los trabajadores. EFE
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