Mateo Sancho Cardiel
Nueva York, 27 ene (EFE).- Acostumbradas a echar la culpa a crisis internacionales, al efecto contagio de la estabilidad en Europa o a las caídas en los precios del petróleo, hoy las responsables últimas de Wall Street, las empresas que allí cotizan, se miraron al espejo y, del susto, se desplomaron.
Después de un mes de enero en el que han estado echando balones fuera, llegó el gran día en el que las empresas vivieron las consecuencias de sus propios actos.
Aquél en el que gigantes de todos los sectores (desde la química a la aeronaútica, desde la tecnología a la maquinaria pesada) anunciaron sus resultados y crearon una gran insatisfacción.
El Dow Jones vivió su peor jornada de 2015, llegando a superar el 2 % de caída, aunque luego recondujera hasta un todavía grave 1,65 % de descenso.
Era difícil salvar una jornada en la que, entre los que vivieron las consecuencias de sus resultados, estaba Microsoft, con un retroceso superior al 9 %, o Caterpillar, que se precipitaba un 7 %.
Al lado de estas cifras, parecían moderadas las caídas de otras firmas que anunciaron sus resultados: Procter & Gamble cedió casi un 3,5 %, DuPont un 1,25 % y Pfizer un 0,64 %.
La gran esperanza es que United Technologies, que ayer anunció también resultados mediocres, era la única que, por el efecto rebote, registró ganancias hoy en el grupo de los 30 del Dow Jones, fuera del cual American Airlines echó más leña al fuego y perdió hoy casi un 5 %.
No es que sus resultados fueran malos, porque fueron de récord, sino que la empresa reconoció una pequeña debilidad: aunque sus perspectivas para 2015 son de crecimiento, el primer trimestre vivirá una pequeña retracción.
Tras la debacle de hoy, parece que mañana soplarán nuevos vientos ya adelantados por los resultados tras la campana de cierre de Wall Street: tanto Apple como AT&T rompieron la maldición, cumplieron o superaron las expectativas y en las operaciones electrónicas tras la clausura subían un 5 % y un 1,75 % respectivamente.