Londres, 16 jul (.).- El Gobierno británico considera que la implementación del protocolo sobre Irlanda del Norte suscrito con la Unión Europea (UE) "supone un problema" para el acuerdo de paz firmado en 1998, al crear un conflicto en el seno de la comunidad unionista probritánica.
Según explicó una fuente británica, la intención de Londres no es renegociar el protocolo en sí mismo, sino modificar la forma en que este se está llevando a la práctica.
El Gobierno de Boris Johnson prevé presentar al Parlamento británico, antes de que entre en receso el próximo miércoles, un documento con su plan para las negociaciones con la UE, después de que hasta ahora se hayan alcanzado diferentes arreglos "in extremis" para prorrogar la exención de controles a los productos que entren en Irlanda del Norte procedentes de la isla de Gran Bretaña.
En virtud del protocolo, la frontera comercial está situada en el mar de Irlanda al haber quedado Irlanda del Norte en el mercado único, por lo que los controles aduaneros para las mercancías procedentes de Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia y Gales) se hacen en los puertos norirlandeses, lo que ha provocado el malestar de la comunidad unionista.
El negociador británico, David Frost, dijo la semana pasada que "todas las opciones están sobre la mesa" acerca de qué posición adoptará su Ejecutivo si no llega a entendimientos con Bruselas.
Pese a ello, la fuente recordó este viernes a un grupo de corresponsales que es en su aplicación donde radica el problema, y no en el texto en sí.
"Queremos garantizar que la forma en que implementamos (el protocolo) es proporcionada y aborda los riesgos que existen frente a los teóricos riesgos que podrían surgir en el futuro", señaló.
Para Londres, con los controles que en la actualidad obstaculizan el flujo de bienes se ha generado un "problema" dentro de la propia comunidad unionista, como evidencia el estado convulso del gobernante Partido Democrático Unionista (DUP), que ha sufrido dos cambios de líder en apenas unas semanas.
Y, a su vez, ese conflicto pone en riesgo el Acuerdo de Viernes Santo, que llevó la paz en 1998 a esa provincia británica tras décadas de violencia entre los nacionalistas católicos y los unionistas protestantes.