PEKÍN, 24 nov (Reuters) - China informó el jueves de un número récord de infecciones por COVID-19, y las ciudades de todo el país impusieron confinamientos en localizaciones específicas, junto a otras restricciones que están ensombreciendo las perspectivas de la segunda economía del mundo.
El aumento del número de infecciones, que ha alcanzado cifras récord desde un brote en Shanghái a principios de este año, está reduciendo las esperanzas de los inversores de que China reduzca pronto su rígida política de "cero COVID", que, junto con el declive del mercado inmobiliario, está afectando a la economía.
Las restricciones también han hecho mella en los residentes de China, cada vez más frustrados, así como en la producción de las fábricas, incluida la mayor planta de iPhone del mundo, que se ha visto sacudida por violentos enfrentamientos entre trabajadores y personal de seguridad en una rara muestra de disidencia.
"Creemos que la reapertura será probablemente un proceso prolongado con altos costes", escribieron los analistas de Nomura en una nota. La correduría recortó su previsión del PIB para el cuarto trimestre al 2,4% interanual desde el 2,8%, y también recortó su previsión de crecimiento para todo el año al 2,8% desde el 2,9%.
Los dirigentes chinos se han mantenido firmes en su política de "cero COVID", que incluye algunas de las restricciones más estrictas del mundo, alegando que es necesaria para salvar vidas y evitar que el sistema médico se vea desbordado.
Sin embargo, en un reconocimiento de la presión sobre la economía, el gabinete dijo que China utilizará recortes oportunos en las reservas de efectivo de los bancos y utilizará otras herramientas de política monetaria para asegurarse de que hay suficiente liquidez, según informaron los medios de comunicación estatales el miércoles, un indicio de que un recorte en el coeficiente de reservas obligatorias (RRR, por sus siglas en inglés) podría llegar pronto.
China registró 31.444 nuevos casos locales de COVID para el miércoles, superando el récord establecido el 13 de abril, cuando Shanghái estuvo bajo un confinamiento de la ciudad que duraría dos meses.
Las bolsas chinas caían el jueves, ya que la preocupación por la cifra récord de casos eclipsó el optimismo de los nuevos estímulos económicos.
Aunque las cifras oficiales de contagio son bajas en comparación con los estándares mundiales, China intenta acabar con todas las cadenas de contagio, lo que la convierte en una excepción mundial bajo una política emblemática del presidente Xi Jinping.
Recientemente, China ha comenzado a flexibilizar algunas medidas relacionadas con las pruebas masivas y la cuarentena, y está tratando de evitar medidas generales como los confinamientos, como el que se impuso a los 25 millones de residentes de Shanghái.
Recientemente, las ciudades han recurrido a cuarentenas más localizadas y a menudo no anunciados. En Pekín, por ejemplo, numerosos residentes afirmaron haber recibido en los últimos días avisos de sus complejos residenciales en los que se les informaba de confinamientos de tres días.
(Reporte de la sala de prensa de Shanghai; redacción de Bernard Orr; edición de Tony Munroe y Miral Fahmy; editado en español por José Muñoz en la redacción de Gdańsk)