Lisboa, 20 ene (EFE).- La presión sobre la deuda portuguesa en el mercado secundario siguió hoy con su pronunciada tendencia a la baja, lo que permitió a sus títulos a diez años colocarse en torno al 5,1 % de interés.
Este descenso de la rentabilidad exigida por los inversores para comprar obligaciones lusas se registró también en su deuda a dos y cinco años, que cotizaba al 2,3 y el 4,1 %, respectivamente.
El arranque de 2014 ha sido especialmente positivo para Portugal en el plano financiero, ya que a la caída de los intereses en el mercado secundario -donde se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública- se suma el exitoso resultado de las dos emisiones realizadas en enero.
El Tesoro luso colocó 3.250 millones de euros en obligaciones a cinco años a cambio de una tasa de interés del 4,65 % en su primera subasta de deuda a largo plazo desde mayo.
También vendió 1.250 millones de euros en letras a tres y doce meses a una rentabilidad del 0,87 y del 0,49 %, respectivamente, prácticamente la mitad que en su último precedente.
La agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's decidió también en este primer mes del año retirar el estado de "vigilancia negativa" en el que había colocado a Portugal en septiembre de 2013 por considerar que será capaz de cumplir con los objetivos de déficit acordados con la UE y el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, mantuvo la nota del país en "BB", equivalente a "bono basura", y la perspectiva continúa siendo "negativa" debido a los "riesgos sociales y políticos" que todavía afronta.
Portugal encara ya la recta final de su rescate financiero, razón por la que está pendiente de la evolución de los intereses en el mercado secundario.
El país debe volver a ser capaz de colocar su deuda a intereses sostenibles para poder recuperar su autonomía financiera una vez deje de recibir a partir de junio de 2014 los fondos procedentes del préstamo internacional de 78.000 millones de euros concedido por la troika.
De no conseguir su objetivo podría necesitar de un segundo rescate, hipótesis que el Gobierno luso quiere evitar a toda costa después de tres años bajo el severo programa de asistencia financiera. EFE