Copenhague, 29 dic (EFE).- Los países nórdicos tendrán que seguir haciendo frente a la subida generalizada del precio de la electricidad, que ha afectado especialmente a la región por la decisión de Suecia de limitar temporalmente el tránsito eléctrico por su territorio, pero también al debate sobre la energía nuclear en Suecia.
NORMALIZACIÓN DEL MERCADO ELÉCTRICO NÓRDICO
La subida generalizada del precio de la electricidad en Europa ha afectado especialmente a la región nórdica por la decisión de Suecia de limitar temporalmente el tránsito eléctrico por su territorio, alegando problemas de capacidad de su envejecida red eléctrica.
Esta decisión ha provocado las quejas de Noruega, que no puede exportar tanta electricidad como quisiera, y de Finlandia y Dinamarca, que deben pagar mucho más por sus importaciones. Los dos últimos han exigido a la Unión Europea que obligue a Suecia a poner fin a las limitaciones y normalice su mercado eléctrico.
EL DEBATE SOBRE LA ENERGÍA NUCLEAR GANA FUERZA EN SUECIA
La subida de los precios de la electricidad motivada por la crisis energética en Europa ha vuelto a poner en primera plana el debate sobre la energía nuclear en Suecia, que en 2010 aprobó el fin de la moratoria para construir nuevos reactores, aunque manteniendo el número existente (diez, aunque ahora solo hay seis activos).
El bloque opositor de derecha ha reclamado con fuerza en los últimos meses impulsar una fuente de energía que supone el 40 % de la producción eléctrica en el país y que probablemente será tema central en las próximas elecciones generales de septiembre, que podrían dar paso a un cambio en la política nuclear sueca.
NORUEGA FRENTE A LA ENCRUCIJADA PETROLERA
El petróleo ha sido la piedra angular del bienestar noruego en el último medio siglo, es su principal producto de exportación, emplea a casi el 8 % de su fuerza laboral y es el origen de un gigantesco fondo soberano, el mayor del mundo, con un valor aproximado de 1,1 billones de euros.
Pero la caída del precio del crudo, el fin de la era petrolera en el horizonte y los compromisos climáticos propios hacen que el nuevo Gobierno de centroizquierda tenga entre sus retos a corto plazo reducir su dependencia de los combustibles fósiles, aunque de momento mantiene los niveles de producción, sin abrir nuevas áreas a la explotación.
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