Bruselas, 28 abr (.).- El aumento de los casos del síndrome de desgaste profesional (en inglés, “burnout”) y de estrés en el trabajo supone que los riesgos psicosociales sean unos de los principales problemas laborales en Europa.
El informe de Eurofound sobre “Condiciones de trabajo y empleo sostenible”, expuso que el programa de trabajo 2019-2021 de los interlocutores sociales europeos interprofesionales identificó los riesgos psicosociales como "una de las preocupaciones más desafiantes y crecientes en materia de salud y seguridad en el trabajo”.
En Bélgica, la Confederación de Sindicatos Cristianos (CSC) organizó este miércoles, con motivo del Día mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, un acto para reclamar mejores condiciones para los trabajadores y medidas de prevención ante los riesgos psicosociales.
Para representar el esfuerzo de los trabajadores, unos equilibristas cruzaban por una cuerda sobre el agua con una barra que a los extremos tenía unas cajas con palabras como estrés, violencia, discriminación y aislamiento.
El miembro del Departamento Comercial de la CSC, Laurent Lorthioir, explicó que el acto de los equilibristas simbolizaba lo que supone continuar trabajando en situaciones bajo presión y con violencia o discriminación.
"Estamos enfrentando un gran incremento en los casos de síndrome de desgaste profesional en Bélgica, en compañías y hospitales, por ejemplo", destacó Lorthioir.
El sindicato detalló que en Bélgica hay al menos 10.597 trabajadores enfermos que llevan más de un año de baja por estrés o agotamiento, y que 1 de cada 3 trabajadores es víctima de un comportamiento indeseable en el trabajo.
Por estos motivos, la CSC pide mejorar la legislación sobre el acoso y la violencia en el trabajo, ofreciendo más derechos y protección a las víctimas, una formación de previsión de los riesgos psicosociales y más inspectores de trabajo.
Una de las integrantes permanentes del sindicato, Marina Kunzi, manifestó que se necesita que los riesgos psicosociales, como el síndrome de desgaste profesional, “sean reconocidos como enfermedades laborales”.
Kunzi subrayó que el sindicato realizó un sondeo en el que más de la mitad de los encuestados confirmó que “tenía mucha presión en el trabajo y que para ellos era difícil trabajar en esas condiciones”.
Aunque éste no es un fenómeno nuevo, Lorthioir señaló que, con las restricciones por la pandemia de covid-19 y el teletrabajo, se han incrementado los casos de depresión relacionados al trabajo.
En este sentido, un estudio de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo estimó que el coste para Europa de la depresión relacionada con el trabajo puede ser de 617.000 millones de euros anuales.
Kunzi también subrayó la necesidad de “sanciones reales”, para casos como el que tuvo que enfrentar en el que un empleado se suicidó por la presión laboral, y después de dos años la sentencia fue de una indemnización de 8.000 euros.
Por ejemplos como éste, la CSC reclama medios suficientes para que la inspección del trabajo pueda sancionar de forma eficaz y rápida a cualquier empresario que incumpla las disposiciones de la ley y que cada 3 años se realice una evaluación de la calidad de vida en las empresas.
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