Por Leigh Thomas
PARÍS (Reuters) - Los servicios de transporte ferroviario en Francia se convirtieron en un caos el martes, el primer día de una serie de huelgas nacionales que durarán meses y pondrán a prueba la determinación del presidente Emmanuel Macron de modernizar la economía francesa.
Solo uno de cada cuatro trenes circulaba en la región de París, dijo la compañía nacional de ferrocarriles SNCF tras el largo fin semana en un martes ya calificado de "negro" por los medios franceses.
Los andenes de la Gare du Nord, la estación ferroviaria más concurrida de París, estaban tan atestados de viajeros que algunos cayeron sobre las vías y tuvieron que ser rescatados, mostraron imágenes de televisión.
"Entiendo por qué están en huelga", dijo Marie Charles, una viajera de París. "Pero hoy es mi primer día en un nuevo trabajo, así que hubiera preferido que no hubiera paro".
Los cuatro principales sindicatos ferroviarios planean seguir con las huelgas durante dos días de cada cinco durante los próximos tres meses -un total de 36 días de paros - para luchar contra la reestructuración de la SNCF en el marco de la apertura del transporte ferroviario a la competencia tal y como lo estipula la Unión Europea.
El último presidente francés que se opuso a los sindicatos ferroviarios para atajar los beneficios de los trabajadores acabó por perder en esta lucha. Las huelgas de 1995 paralizaron Francia y forzaron al primer ministro Alain Juppé a retirar las reformas, una derrota que finalmente llevó a su renuncia y a la disolución del gobierno.
Sin embargo, los sindicatos parecen más débiles ahora y están divididos en sus posturas frente a las numerosos reformas sociales y económicas que plantea Macron.
Si Macron triunfa -y esta es de lejos la mayor prueba a la que el exbanquero de inversión de 40 años se ha enfrentado hasta el momento- marcará la pauta para otras reformas, incluida la modernización del sistema educativo y la revisión de las pensiones. Macron ya se ha enfrentado a los sindicatos por suavizar las leyes laborales.
BATALLA EN LOS MEDIOS
La ministra de Transporte, Elisabeth Borne, instó a los sindicatos a negociar, y le dijo a BFM TV en una entrevista el martes que "algunos de ellos claramente están tratando de convertir este tema en un asunto político".
"El gobierno resistirá", agregó.
En una batalla para ganar el apoyo de la opinión pública, los líderes sindicales dieron a primera hora entrevistas en varias emisoras de radio.
"Los trabajadores ferroviarios no están haciendo esto por que les gusta," dijo Philippe Martínez, jefe del sindicato CGT, el principal sindicato en el sector ferroviario.
Martínez dijo a la radio pública France Inter que la huelga será masiva: "Va a ser enorme. Es el gobierno el que ha llevado las cosas a donde están ahora".
La mayoría de los franceses ven las huelgas como injustificadas, según una encuesta de Ifop publicada el domingo.
No obstante, los últimos sondeos también sugieren que los votantes están preocupados de que los planes de reforma de Macron afectarán su poder de gasto de manera más amplia. El índice de popularidad del presidente se encuentra cerca de los niveles más bajos desde que asumió el cargo en mayo de 2017.
Cuando comenzó el paro ferroviario, casi uno de cada dos empleados de la SNCF no acudió a su trabajo el martes y solo uno de cada ocho trenes de alta velocidad TGV partió de las estaciones La huelga redujo también considerablemente los servicios ferroviarios internacionales.
No hubo conexiones con Suiza, Italia y España. Uno de cada tres trenes a Alemania debía operar, mientras que el servicio Eurostar que conecta Londres, París y Bruselas reducía sus frecuencias en un 25 por ciento.
CONFRONTACIÓN
Macron quiere transformar a SNCF, que acumula cada año un déficit de 3.000 millones de euros y cuya deuda ya supera los 47.000 millones de euros, en una compañía rentable.
Los sindicatos sostienen que la elevada deuda es la consecuencia de una inversión excesiva en los trenes de alta velocidad a expensas de los servicios de cercanías y acusan a Macron de querer allanar el camino para la privatización.
Los trabajadores de SNCF temen en este proceso por las garantías de empleo ilimitadas, aumentos salariales automáticos y derechos de jubilación anticipada.
El gobierno ha tratado de aplanar las tensiones con garantías de que liberalización del transporte ferroviario francés, prevista inicialmente a partir de 2020, podría retrasarse en algunos servicios hasta 2033.
Lo que no está claro es si Macron podría ofrecer más concesiones a los sindicatos antes de que las huelgas causen serios estragos.
También es incierto cuánto durará la determinación de los trabajadores ferroviarios y si los paros se extenderán a otros sectores como lo quiere el sindicato UGT.
Los trabajadores del sector energético ya planean unirse a la huelga del 3 de abril al 28 de junio, para protestar contra la liberalización planificada del sector eléctrico.
Y los pilotos de Air France (PA:AIRF) han convocado una huelga para reivindicar aumentos salariales para este martes, aunque la compañía dijo que esperaba que el 75 por ciento de los vuelos operara como siempre. Los pilotos de Air France tienen previsto nuevos paros los días 7, 10 y 11 de abril.
CGT ha instado a los trabajadores del sector público y privado en todo el país a movilizarse el 19 de abril, pero los sindicatos del sector privado lo han rechazado.
(Información adicional de Brian Love, Emmanuel Jarry y Bate Felix, traducido por la redacción de Madrid)